18 de febrero de 2008

The Houston Chronicle critica bufonadas de Chávez


Carolina Sanz
(V&L)


En un duro editorial publicado hoy, el prestigioso rotativo The Houston Chronicle criticó las ""bufonadas" proferidas por el presidente venezolano Hugo Chávez, al amenazar con prohibir el envio de crudo a Estados Unidos, a raíz del pleito legal entre la petrolera venezolana Pdvsa y la gigante energética ExxonMobil.
A continuación, el texto del editorial del prestigioso periódico de Houston.
El embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Estados Unidos, Bernardo Alvarez Herrera, es un bien conocido campeón de la dignidad y el decoro. De tiempo en tiempo, escribe a los editores del Houston Chronicle y otros periódicos estadounidenses pidiendo más balance, civilidad y respeto y menos críticas en su cobdertura y sus comentarios sobre su jefe, el presidente venezolano Hugo Chávez.
Aparentemente, al jefe no le llegó el mensaje.
Haciendo el ridículo en la Asamblea General de las Naciones Unidas el año pasado, Chávez se refirió al presidente Bush como el diablo. Mucha gente en todo el mundo pudiera compartir esa opinión, pero expresarla en el mero centro del organismo mundial dedicado a la búsqueda de la paz, erosionó la credibilidad de Chávez y no hizo daño alguno a Bush.
Esta semana otra vez, Chávez llamó a Bush "Sr. Peligro" (Mr. Danger) y amenazó con suspender el envío de cargamentos de crudo a Estados Undios. Una mirada a la realidad actual del mercado energético mostró que es una amenaza vacía. Si Chávez no vende el crudo pesado y sulfuroso a las refinerías especialmente equipadas para procesarlo en Estados Unidos, el podría venderlo a otros clientes petroleros que a su vez lo venderían a las refinerías norteamericanas. Si Chávez llegara a suspender el envío del crudo a todo el mercado internacional, no podría financiar los servicios sociales sobre los que descansa sus índices de aprobación popular.
Subsequentemente, Chávez dijo que terminará la venta de crudo y otros productos a ExxonMobil. La compañía multinacional más grande del mundo está buscando recuperar miles de millones de dólares inverftidos en proyectos petroleros en Venezuela que Chávez nacionalizó sin una adecuada compensación. Su falta de seriedad se hizo aparente cuando un funcionario venezolano declaró que la nación respaldaría los compromisos contractuales contraidos, incluyendo envíos de crudo a la refinería en Louisiana que es propiedad conjunta de la empresa petrolera venezolana y ExxonMobil.
Es tentador referirse a Chávez como un payaso, lo cual seguramente es. Sin embargo, sus bufonadas no son ni sorprendentes ni benignas. Su amenaza de suspender los suministros de crudo a Estados Unidos causó un incremento en el precio del petróleo de 2 dólares por barril, un incremento que se refleja duramente en los bolsillos de los conductores de escasos recursos, cuyos intereses Chávez pretende proteger.
Las peticiones del embajador venezolano por civilismo y respeto son bienvenidas. No sería mucho pedirle que envíe un cable a su país haciendo la misma petición a su jefe, cuyas bufonadas no benefician ni a los residentes de Estados Unidos ni a los de Venezuela.

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