
Carlos Pérez
(V&L)
En un editorial publicado hoy bajo el título de “Las desenfrenadas adquisiciones de Chávez”, el prestigioso New York Times cuestionó duramente el proceso de control de multinacionales a través de un compulsive proceso de nacionalización, que creará según los editorialistas del matutino más problemas politicos en el future cercano.
“El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, está en problemas politicos. Claramente está esperando que una nueva orgía de expropiaciones encenderá el ánimo de sus seguidores, al menos lo suficiente para mantener a sus aliados de sufrir una dura derrota en las elecciones estatales y municipales de noviembre próximo.
En las últimas semanas, ha ordenado la nacionalización de industrias cementeras de propiedad extranjera y la mayor compañía acerera del país. También nacionalizó una de las mayores productores de leche en Venezuela, su más grande depósito alimenticio y varias plantaciones de azúcar. Es difícil saber si el señor Chávez obtendrá el impacto político que está buscando. Su popularidad ha caido en picada desde Diciembre, cuando los electors rechazaron su propieda de reforma constitucional, que le podría haber dado la posibilidad de reelegirse indefinidamente. Las nacionalizaciones permitirán al gobierno, si acaso, usar leche y cemento barato para reforzar su apoyo entre los pobres de Venezuela.
Lo cierto es que la economía del país sufrirá. Los amigos del señor Chávez han provado que no tienen las habilidades o la honestidad para manejar esos negocios. Una gerencia malograda es la reponsable del declive en la producción en la estatal petrolera Petróleos de Venezuela, conocida como Pdvsa. Las expropiaciones, sumadas al control de cambio y al control de precios, están espantando la necesaria inversión privada. Incluso los crecientes precios del petróleo no están ayudando. Los altos precios internacionales de los alimentos y desatado gasto gubernamental, ha impulsado la inflación anual bastante más allá del 20 por ciento, mientras los controles de precios están produciendo escasez de alimentos básicos.
El año pasado, el señor Chávez forzó a las firmas petroleras extranjeras a entregar el control de los pozos en el oriente venezolano, y nacionalizó la mayor empresa de telecomunicaciones, y la compañía de electricidad que sirve a la capital, Caracas. Estas nuevas expropiaciones fueron un nuevo intento de controlar toda la vida económica y política en Venezuela, al tiempo que ofrece más oportunidades para el clientelismo y la corrupción.
Los votantes en Venezuela ya han mostrado que pueden darse cuenta de tales manipulaciones. Chávez perdió el referendum del año pasado debido a que los estudiantes, líderes empresariales, miemtros de la usualmente ineficaz oposición y otros respaldos, estuvieron dispuestos a trabajar juntos.
Ellos tienen la posibilidad de anotarse otro triunfo para la democracia en las elecciones de noviembre. La vasta mayoría de los gobernadores y alcaldes en Venezuela son seguidores de Chávez. Derrotándolos en las urnas de votación enviará un claro mensaje de que los venezolanos están verdaderamente hasta la coronilla de la incompetencia y el autoritarismo de Chávez.
(V&L)
En un editorial publicado hoy bajo el título de “Las desenfrenadas adquisiciones de Chávez”, el prestigioso New York Times cuestionó duramente el proceso de control de multinacionales a través de un compulsive proceso de nacionalización, que creará según los editorialistas del matutino más problemas politicos en el future cercano.
“El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, está en problemas politicos. Claramente está esperando que una nueva orgía de expropiaciones encenderá el ánimo de sus seguidores, al menos lo suficiente para mantener a sus aliados de sufrir una dura derrota en las elecciones estatales y municipales de noviembre próximo.
En las últimas semanas, ha ordenado la nacionalización de industrias cementeras de propiedad extranjera y la mayor compañía acerera del país. También nacionalizó una de las mayores productores de leche en Venezuela, su más grande depósito alimenticio y varias plantaciones de azúcar. Es difícil saber si el señor Chávez obtendrá el impacto político que está buscando. Su popularidad ha caido en picada desde Diciembre, cuando los electors rechazaron su propieda de reforma constitucional, que le podría haber dado la posibilidad de reelegirse indefinidamente. Las nacionalizaciones permitirán al gobierno, si acaso, usar leche y cemento barato para reforzar su apoyo entre los pobres de Venezuela.
Lo cierto es que la economía del país sufrirá. Los amigos del señor Chávez han provado que no tienen las habilidades o la honestidad para manejar esos negocios. Una gerencia malograda es la reponsable del declive en la producción en la estatal petrolera Petróleos de Venezuela, conocida como Pdvsa. Las expropiaciones, sumadas al control de cambio y al control de precios, están espantando la necesaria inversión privada. Incluso los crecientes precios del petróleo no están ayudando. Los altos precios internacionales de los alimentos y desatado gasto gubernamental, ha impulsado la inflación anual bastante más allá del 20 por ciento, mientras los controles de precios están produciendo escasez de alimentos básicos.
El año pasado, el señor Chávez forzó a las firmas petroleras extranjeras a entregar el control de los pozos en el oriente venezolano, y nacionalizó la mayor empresa de telecomunicaciones, y la compañía de electricidad que sirve a la capital, Caracas. Estas nuevas expropiaciones fueron un nuevo intento de controlar toda la vida económica y política en Venezuela, al tiempo que ofrece más oportunidades para el clientelismo y la corrupción.
Los votantes en Venezuela ya han mostrado que pueden darse cuenta de tales manipulaciones. Chávez perdió el referendum del año pasado debido a que los estudiantes, líderes empresariales, miemtros de la usualmente ineficaz oposición y otros respaldos, estuvieron dispuestos a trabajar juntos.
Ellos tienen la posibilidad de anotarse otro triunfo para la democracia en las elecciones de noviembre. La vasta mayoría de los gobernadores y alcaldes en Venezuela son seguidores de Chávez. Derrotándolos en las urnas de votación enviará un claro mensaje de que los venezolanos están verdaderamente hasta la coronilla de la incompetencia y el autoritarismo de Chávez.
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