27 de marzo de 2009

Joseph R. Biden / Vicepresidente de EU Un nuevo día para una sociedad de las Américas


El mes entrante, el presidente Obama viajará a Trinidad y Tobago para reunirse con colegas de todo el hemisferio Occidental en la Cumbre de las Américas. Previo a esa histórica reunión, estoy viajando a Centroamérica y Sudamérica para realizar consultas con líderes latinoamericanos congregados en Chile y Costa Rica respecto a la cumbre y los desafíos que enfrentan los pueblos de las Américas.

Estas reuniones son un primer e importante paso hacia un nuevo día en las relaciones y el desarrollo de una sociedad entre los países y pueblos del hemisferio.

El presidente y yo comprendemos que sólo al trabajar juntos, nuestros países pueden superar los desafíos que enfrentamos. Hoy en día ya no sólo somos naciones independientes que sucede que están en el mismo lado del planeta. En el actual mundo interconectado, todos somos vecinos que enfrentamos muchas inquietudes comunes.

La actual crisis económica mundial nos ha afectado a prácticamente todos: a cada país, cada comunidad y cada familia. Los ciudadanos de todos los países buscan respuestas, buscan esperanza, y para ello recurren a sus líderes. Es nuestro deber como socios mundiales escuchar su llamado y forjar juntos la solución a un problema común.

Nuestra administración está tomando varias medidas para hacer que esto suceda. Nuestro Congreso ha aprobado la Ley para la Recuperación y Reinversión en Estados Unidos, que tiene como propósito promover la generación de empleo y fijar el curso para el crecimiento durante la próxima generación. Con su presupuesto, el Presidente se propone sentar las bases de la economía del futuro, con considerable inversión en el cuidado de salud, educación y energía. Y estamos trabajando con nuestros socios en el G-20, que se reunirán la próxima semana en Londres, en un plan concertado para asegurar la recuperación y reanudación del crecimiento, y para reformar el sistema normativo y de supervisión internacional a fin de asegurar que una crisis de este tipo no vuelva a suceder.

Para el continente americano, reactivar la economía de Estados Unidos y asegurarse de que las instituciones financieras internacionales atiendan los intereses del pueblo es de particular importancia. Nuestra interconexión económica implica que la solidez de Estados Unidos es de beneficio para el hemisferio y puede convertirse en el motor que impulse el crecimiento económico de abajo hacia arriba y la igualdad en toda la región.

La economía no es el único desafío que requiere de nuestra cooperación. También enfrentamos un doble desafío de seguridad, tanto para nuestros países como sus pobladores. Nuestras naciones están agobiadas por la violencia de pandillas y el tráfico ilegal de armas y narcóticos.

En Estados Unidos necesitamos hacer más para reducir la demanda de drogas ilícitas y detener el tráfico de armas y grandes cantidades de efectivo a través de nuestra frontera sur. Aplaudimos la valiente posición de México contra los cárteles de drogas, como también los esfuerzos de Colombia por combatir las drogas, pero sabemos que tendrán el efecto secundario de empujar a los traficantes hacia Centroamérica. Nos basaremos en la Iniciativa Mérida, iniciada el año pasado con el presidente Bush, para ayudar a México y los países centroamericanos en un esfuerzo conjunto por enfrentar esa amenaza directamente. El narcotráfico es un problema que todos compartimos, y debemos encontrar una solución definitiva juntos.

Conforme a la Carta Democrática Interamericana, también debemos concentrarnos en forjar y fomentar democracias sólidas, donde la justicia, la igualdad social, el profundo respeto de los derechos humanos y el imperio de la ley son los principios que guían todo lo que hacemos. La democracia va más allá de realizar elecciones; requiere de buen gobierno, transparencia y una sociedad civil próspera. También requiere acometer de la forma más eficaz posible los desafíos de la pobreza, y la exclusión y desigualdad en la sociedad.

Reconocemos que Estados Unidos aún se esfuerza por cumplir con su objetivo constitucional de crear una “unión más perfecta” y que en el pasado, no hemos alcanzado nuestros propios ideales. Pero juramos liderar con el ejemplo y a diario honraremos los valores que inspiran a nuestra democracia. Es por eso que, en su tercer día en el cargo, el Presidente dispuso que se cerrara el centro de detención en la bahía de Guantánamo.

Finalmente, todos enfrentamos la amenaza que el cambio climático representa para nuestro planeta, y por lo tanto, compartimos la necesidad de crear fuentes de energía limpia para combatir —y revertir— esta peligrosa amenaza. El Presidente y yo nos hemos comprometido firmemente a ser líderes en la formulación de una respuesta urgente y concertada al cambio climático. Al colaborar como socios podemos aprovechar el potencial de la energía verde de manera que proteja el planeta que recibirán nuestras futuras generaciones y, a la vez, catalice el crecimiento económico para las actuales generaciones.

Al encarar estas amenazas y hacerle frente a la más seria crisis económica en varias generaciones, los países del hemisferio deben fijar la vista hacia el futuro. Y debemos trabajar juntos, como aliados, para transmitirles a nuestros ciudadanos la esperanza de que el futuro nos ofrecerá días mejores.

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