31 de agosto de 2009

De cómo el Miss Venezuela se convirtió en una organización exitosa... La historia de Osmel Sousa, la ODC y el Miss Universo



La reciente elección de la venezolana Stefanía Fernández como Miss Universo 2009, estableció un nuevo record en los 57 años de historia del más importante certamen de belleza internacional, al ser coronada por una compatriota suya, su predecesora Dayana Mendoza, hecho que nunca antes había ocurrido. De esta manera, la Organización Miss Venezuela -con su presidente, Osmel Sousa, a la cabeza- vuelve a anotarse otro éxito, consolidándose como una de las empresas locales de mayores logros dentro y fuera de nuestro país.

La historia del Miss Venezuela data de 1952, cuando bajo el patrocinio de la aerolínea Panamerican se eligió a Sofía Silva como la primera representante venezolana en asistir al concurso del Miss Universo, que se realizó en Long Beach, California, Estados Unidos.

En 1955, los derechos del certamen nacional los adquirió Reinaldo Espinoza Hernández, el mismo año en que Susana Duijm fue electa en Londres como Miss Mundo, para convertirse en nuestra primera reina internacional de belleza.

El Miss Venezuela transcurrió con sus altos y sus bajos, hasta que en 1962 los derechos del evento los adquirió Ignacio Font Coll, bajo cuya iniciativa el concurso comenzó a emitirse, vía TV, a partir de ese año.

En 1970, Font Coll crea la agencia publicitaria Oppa, antecesora de la actual Organización Miss Venezuela. Allí trabajaba como dibujante -experto en esbozar figuras femeninas- un joven de origen cubano llamado Osmel Sousa, quien aparte de estar encargado de la parte gráfica del certamen, comenzó a asesorar a sus candidatas favoritas, que para más señas siempre se hacían con la corona.

En 1979 vino el gran triunfo internacional para la Organización, cuando Martiza Sayalero, otra pupila de Osmel, se convierte en la primera venezolana en alcanzar el título de Miss Universo.

En 1980, y gracias al triunfo de la Sayalero, se decidió hacer de la ceremonia de elección de Miss Venezuela, un espectáculo como nunca antes de había realizado hasta entonces en el país.

Es así como Venevisión, que transmitía el concurso desde 1972, nombra a Joaquín Riviera como productor del gran show.

De esta manera, el espectáculo, con ingredientes que mezclaban el estilo de los grandes musicales de Broadway y Las Vegas, incrementó notablemente su ya creciente popularidad, hasta convertirse en uno de los programas nacionales de mayor sintonía del año.

La Organización Cisneros hizo la diferencia
A la muerte de Ignacio Font Coll en 1981, la Organización Cisneros vio en la franquicia del Miss Venezuela una interesante veta para convertirla en una empresa exitosa y que produjera generosos dividendos.

Hace la negociación para adquirirla y tiene el tino de poner como presidente a Osmel Sousa, el hombre que hasta ese momento tenía el olfato y la pericia más que comprobada para ser considerado un auténtico hacedor de reinas triunfadoras.

Bajo una certera orientación empresarial, la Organización Miss Venezuela obtuvo nivel y prestigio fuera del país, cuando las venezolanas comenzaron a traerse las coronas de cuanto concurso internacional de belleza se realizara.

El debut en este sentido no pudo ser mejor: nuestro país ganó, ese mismo año, 1981, los dos certámenes internacionales más importantes, Miss Universo y Miss Mundo, hazañas logradas, respectivamente por Irene Sáez y Pilín León, algo que hasta entonces ninguna otra nación había logrado.

Este acontecimiento, como para probar que no todo es tan fácil en la vida -por más que se cuente con apoyo económico y talento- volvería a repetirse sólo 15 años después, cuando en 1986, Alicia Machado se trajera el cetro de Miss Universo y Jacqueline Aguilera el de Miss Mundo.

A partir de que la Organización Cisneros asumió el certamen -con Osmel Sousa como presidente y Joaquín Riviera produciendo el mega espectáculo anual del concurso-, se establecieron pautas de excelencia de producción que hicieron del Miss Venezuela un evento de proyección internacional.

A tal punto que hoy en día es uno de los pocos eventos locales de esta naturaleza que se transmite en varios países, entre otras cosas, para ver con antelación quiénes serán las misses que competirán con más fuerza en los distintos concursos que se hacen en el mundo.

Expertos en oratoria, maquillaje, pasarela, diseñadores, nutricionistas y médicos especialistas en cirugía estética, se encargaron de preparar a las participantes bajo un esquema organizacional riguroso que no excluía, por supuesto, un régimen disciplinario y alimenticio en todo sentido que no dejaba a un lado ningún detalle.

Para ello, las candidatas comenzaron a ser entrenadas con intenso rigor, acudiendo con meses de anticipación a la Quinta Miss Venezuela, sede de la organización, para allí pulir sus talentos y utilizar sus potencialidades al máximo para finalmente transformarlas en competidoras de alto nivel en los certámenes internacionales, bajo la óptica experta de Osmel Sousa, un auténtico Rey Midas en esto de crear bellezas triunfadoras.

Como dato, vale decir que a partir de 1990, Venezuela no ha bajado del puesto de tercera finalista. Hemos participado en 54 certámenes, con un saldo de 45 jóvenes en el cuadro de honor, lo que equivale a un 83% de éxito en los concursos foráneos.

No hay actualmente en el mundo ningún lugar en donde no se mencione a la mujer venezolana como uno de los elementos distintivos de nuestro país. Eso es un premio a la constancia y al trabajo creativo.

Y esta acertada política de gerenciar la belleza vuelve a ponerse de manifiesto cuando, por primera vez, Venezuela gana por dos años seguidos el concurso de Miss Universo.

No hay comentarios.: