18 de abril de 2010
¿Habrá segunda vuelta en Colombia?
Según una encuesta formal encargada por la revista Semana, RCN Radio y Televisión y la FM, las eleccciones presidenciales colombianas irán a una segunda vuelta. La muestra de 1.200 personas en 36 ciudades y municipios del país arroja 30% de los votos para Juan Manuel Santos, 20% para Antanas Mockus y 12% para Noemí Sanín (los otros candidatos reciben menos del 5% de los votos).
La campaña electoral de 2010 es diferente a todas las anteriores. Y si hubiera que señalar un solo elemento para resaltar el contraste, es que en distintos momentos han surgido candidaturas que han crecido como espuma y no se han sostenido. Sergio Fajardo estuvo durante meses liderando las encuestas el año pasado y hoy es el vicepresidente de los verdes. Noemí se disparó luego de su triunfo en la consulta interna del conservatismo y hoy está en tercer lugar en intención de voto. Ahora el turno es para Mockus, que se catapultó en las encuestas en un mes en el que los astros se le alinearon. Y el de Santos, cuya candidatura estaba en el 13 por ciento en diciembre de 2009 y hoy marca la parada en todas las encuestas. Ahora, si bien no se sabe cuál va a ser el techo de estos dos últimos, sí se puede vaticinar el piso de Santos. Más allá de los episodios de coyuntura, de carisma o de sintonía con la opinión, la estructura política de Santos hace pensar que no sea un globo que se desinfle fácil. Para la aspiración de Mockus la gran pregunta es si la fiebre verde es una moda efímera y sin conciencia política o un anhelo de cambio real que va a cambiar el proceso político de Colombia.
Información
Porque el fenómeno verde es el dato más revelador de la contienda. En la sexta encuesta realizada por Ipsos-Napoleón Franco para SEMANA, RCN Radio y Televisión, y La FM, se concluye que en solo un mes pasó del 9 al 20 por ciento de personas que votarían por el binomio Mockus-Fajardo si las elecciones fueran hoy. Con esa cifra, los ex alcaldes alcanzan un segundo lugar, detrás de Juan Manuel Santos, quien sigue en el liderato a pesar de que cayó 6 puntos desde la última encuesta. En la fotografía del momento, Santos y Mockus pasarían a la segunda vuelta, la cual sería ganada hoy por el candidato de la U por un margen de 8 puntos -del 45 al 37 por ciento- que se redujo desde febrero pasado, cuando alcanzaba 20 puntos, 49 a favor de Santos y 29 de Mockus. Estos datos -el ascenso de Mockus, el leve descenso de Santos y el tercer lugar de Noemí- coinciden en todas las encuestas que se han llevado a cabo en el país en las últimas semanas.
Lo cierto es que la campaña de Mockus va bien y que la alianza con Sergio Fajardo no solo sirvió para sumar el apoyo que habían acumulado los dos proyectos, sino para fortalecer una imagen de cambio de las costumbres políticas. En las últimas semanas, a diferencia de las campañas de Santos, Noemí, Pardo, Vargas Lleras y Petro, los verdes no han invertido un solo peso en cuñas ni publicidad, pero a punta de noticias se tomaron los medios de comunicación: la unión y la posterior inscripción de Fajardo como candidato a la vicepresidencia, el anuncio del párkinson que afecta al candidato, el apoyo de un gran número de columnistas y los cuantiosos análisis y especulaciones sobre hasta dónde llegará la llamada ‘marea verde’.
A Mockus y Fajardo también los ha favorecido el hecho de que los registros mediáticos de las otras campañas se han concentrado en agresiones personales (como el de Noemí y Arias) y, sobre todo, en una batalla no disimulada por sonsacarse entre ellos caciques políticos con votos amarrados.
Al auge de Mockus en varios terrenos se suma al retroceso de otras candidaturas. El perfil de Noemí Sanín, tanto en intención de voto como en imagen, se deterioró, y lo mismo ocurrió con los aspirantes liberal, Rafael Pardo; del Polo, Gustavo Petro, y de Cambio Radical, Germán Vargas. En la encuesta llama la atención el surgimiento de Jaime Araújo -el número 1 en el tarjetón- y de Jairo Calderón, quienes alcanzan un 5 por ciento (ver recuadro).
La gran pregunta es si los movimientos de las encuestas en las últimas semanas se mantendrán, o continuarán, o si serán reemplazadas por un retroceso de Mockus semejante a los que ya sufrieron Fajardo y Noemí. Como suele suceder, a los candidatos que despuntan, les empiezan a buscar talones de Aquiles y los ataques pueden tener efecto sobre el electorado cuando destapan aspectos negativos sobre ellos. La candidatura de Mockus tiene dos caminos: o se convierte en un fenómeno como el de Barack Obama en Estados Unidos, quien derrotó costumbres y rompió tradiciones para llegar a la victoria, o encarna el fenómeno de Marco Enriquez-Ominami en Chile, quien con 36 años y escasa figuración hizo una campaña sorprendente que al final se estancó y no le alcanzó para pasar a la segunda vuelta.
Pero así como en la ola verde la figura de Mockus genera emoción, la candidatura de Santos proyecta a nivel nacional seriedad y solidez. Si Fajardo, Noemí y Mockus se han turnado la aparición en el segundo lugar en distintos momentos de la campaña, Santos no ha bajado del primer lugar desde que la Corte le dijo no a la reelección. Al respecto, la encuesta revela que el 42 por ciento de los votantes preferiría sufragar por un candidato uribista, y en el grupo puntero esa camiseta a nadie le encaja mejor que a él. Su imagen está bien arraigada en la opinión y no tiene variaciones significativas entre estratos, regiones o grupos de edad, como sí las tienen los demás candidatos.
Un dato sorprendente, por ejemplo, es que en el duelo Santos-Mockus el candidato de la U tiene un perfil más popular que el aspirante de los verdes, lo cual no es usual en una competencia entre un abanderado de la continuidad y otro que promueve el cambio. En el estrato bajo Santos se lleva el 37 por ciento de la intención de voto mientras que Mockus solo obtiene un 13 por ciento. Y en el estrato alto el panorama es al contrario: Mockus se lleva el 37 por ciento de la intención de voto mientras el candidato de la U tiene el 23 por ciento. La base popular de Santos, que se explica por los éxitos de la seguridad democrática en el campo y por un uribismo fuertemente arraigado en los grupos favorecidos por programas como Familias en Acción, es ideal para una candidatura, porque es mucho más amplia, en términos cuantitativos, que el apoyo de las élites urbanas.
Mockus es una alternativa de cambio pero el electorado no está desesperado por buscar nuevos rumbos. Esta campaña no es la de Obama contra McCain, en la que el voto contra Bush le sumó una gran votación al joven líder demócrata que cautivó a los estadounidenses con la ilusión de un cambio. Ni siquiera es como la consulta conservadora en la que Noemí Sanín se benefició del voto de protesta de Andrés Felipe Arias. En esta campaña no hay una candidato que genere miedo o esté ’satanizado’ y el uribismo sigue siendo el sentimiento mayoritario de los colombianos. Según la Gran Encuesta, el antiuribismo apenas llega a un 20 por ciento. Si el electorado quiere una fórmula combinada de uribismo con rectificaciones, hasta ahora Mockus ha logrado más de lo segundo que de lo primero, y a Santos no le ha mordido su identificación con la seguridad democrática.
Pero si algo ha demostrado la actual campaña es que está llena de sorpresas y nada se puede descartar. Si se revisan las diferencias que en ciertos momentos han logrado remontar algunos candidatos, no se puede descartar que Noemí Sanín -quien hoy está a 8 puntos de Mockus- llegue a la segunda vuelta. Si mantiene el apoyo de su Partido Conservador y de sus organizaciones a niveles municipales y rurales que pueden estar subvaloradas en las encuestas, o si logra algunos golpes de opinión, podría regresar al centro de la foto. En teoría, esa alternativa todavía está abierta para los corredores del ‘lote’ trasero que pueden despegarse.
Hasta el momento, el escenario más probable es el de una segunda vuelta entre Juan Manuel Santos y Antanas Mockus, que sería totalmente inédita en la historia electoral colombiana y que tendría connotaciones de votos uribistas-partidistas con Santos contra votos independientes y antiuribistas de Mockus. Pero falta un mes y medio para esa fecha. Y si en campañas pasadas ese era un lapso breve en el que ya todo estaba prácticamente definido, en la de 2010 es una eternidad. Y cualquier cosa puede pasar.
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