10 de mayo de 2010
Pese a las enseñanzas católicas, las mujeres toman religiosamente la píldora
Cincuenta años después de que saliera al mercado la píldora anticonceptiva en Estados Unidos, millones de mujeres de todo el mundo siguen bajo la orden de la Iglesia Católica de abandonar su uso, pero todo indica que dejaron de acatarla hace mucho tiempo. "Las católicas utilizan la píldora de la misma manera que lo hacen las demás. Los curas ya ni siquiera predican contra ella", dijo a la AFP Jon O'Brien, presidente de Catholics for Choice (Católicos por la Elección). Noventa y nueve por ciento de las mujeres de 15 a 44 años han utilizado alguna forma de contracepción y más de 44 millones han utilizado la píldora, según información del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos.
"No hay evidencia de que las enseñanzas de la Inglesia influyan en las católicas en sus decisiones sobre la manera de contracepción que utilizan", dijo Frances Kissling, de la organización Women Deliver.
Principal autora de un informe de 2004 sobre las actitudes de las católicas en el comportamiento sexual, Kissling dijo que menos del cinco por ciento de las católicas del país usan los métodos anticonceptivos que avala la Iglesia.
Estos incluyen el método del ritmo, donde las parejas se abstienen del sexo según el momento del ciclo menstrual en el que esté la mujer, la abstinencia total, y el amamantamiento como control anticonceptivo.
Las protestantes, judías y musulmanas están sujetas a enseñanzas menos rígidas sobre control de natalidad que las católicas, pero todas las religiones más numerosas se basan en la premisa de que la razón del sexo es concebir.
Dos años después de que Estados Unidos aprobara la píldora, el Vaticano estuvo cerca de suavizar sus reglas, cuando una comisión papal integrada por obispos, teólogos y laicos instalada por el papa Paulo VI recomendó que la Iglesia levantara la prohibición del control artificial.
O'Brien cree que los obispos del panel se conmovieron por las historias que contaron cinco mujeres casadas a la comisión sobre la vida en pareja.
"Las mujeres hablaron del miedo al sexo, el miedo al embarazo, a tener un embarazo tras otro y a la mortalidad materna, que era prevalente en las sociedades del norte por estar prohibida la contracepción", dijo O'Brien.
Pero el Papa no se dejó convencer y en 1968 ignoró a la comisión diciendo que la Iglesia sostenía su línea de control de natalidad. En otras palabras, la píldora seguía prohibida para las católicas.
"La píldora no es el problema. Para la Iglesia Católica el problema es la gente que quiere tener sexo y cortar el vínculo entre sexo y fertilidad", dijo Bill Mattison, profesor de Teología en la Universidad Católica, en Washington.
"Lo que intentamos es mantener la dignidad del sexo como dador de vida", agregó el catedrático.
Y muchas mujeres católicas en Estados Unidos al comienzo intentaron seguir las enseñanzas de la Iglesia en sus matrimonios.
"Jugamos a la 'ruleta vaticana' durante años y no funcionó", dijo Else, de 79 años, que tuvo cuatro hijos y perdió un embarazo en cinco años, y a quien su médico le ordenó tomar la píldora luego de tener su quinto hijo en 1967.
"El médico, que era católico, me dijo: 'Estás jugando con fuego al tener otro bebé y creo que necesitamos hacer algo con un poco más de garantías'. Así que me dio la píldora", dijo Else a la AFP.
Else afirmó que hubo mujeres que intentaron obedecer a la Iglesia, por lo cual "tuvieron más hijos de los que querían; fue un gran sacrificio y en cierto punto dijeron: 'Ya basta con esto, es ridículo'". AFP
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