5 de julio de 2010

7,6% de los pacientes que acuden a un centro del sueño padece sexsomnia


A sus 27 años, J.K. era portero de una discoteca y estaba felizmente casado... hasta que empezó a agredir sexualmente a su esposa por las noches, cuando dormían. A la mañana siguiente ella le recriminaba su conducta, pero J.K. no recordaba nada. Pensaba que era broma. Sin embargo, tras varios días repitiéndose la escena, y para no perder a su pareja, accedió a ir a un centro del sueño y allí demostraron que el joven se excitaba mientras dormía y que, efectivamente, mantenía relaciones sin darse cuenta.
Algo parecido le ocurrió a la periodista A.K., de 38 años, que pidió ayuda a un profesional después de que su marido, al que había dado el 'sí quiero' dos meses antes, le dijera que por las noches se masturbaba y gemía tanto que le despertaba. Ambos casos, recogidos por la revista 'The Canadian Journal of Psychiatry', dieron visibilidad a un trastorno del sueño, hasta entonces silenciado, que se bautizó como sexsomnia.

Aunque ha tardado mucho tiempo en ser reconocido como enfermedad -y aún hay debate sobre el tema- lo cierto es que el comportamiento sexual en las horas de sueño está recogido en la literatura científica de principios del siglo XIX. Pero no fue hasta 1996 cuando el doctor Shapiro, junto a Fedoroff y Trjanovic, de la Universidad de Toronto (Canadá), lo propuso como un nuevo tipo de parasomnia -denominación que engloba diversos episodios de despertar, sin que se interrumpa el ciclo del sueño-.

Pertenece a la misma familia que el sonambulismo, pero en este caso se trata "de una persona que está dormida, en un estado de excitación sexual de intensidad variable y desarrolla conductas (masturbación, coito, lenguaje obsceno...) de las que no es consciente y no son voluntariamente deseadas", explica Eduardo Martínez Vila, director del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra.

"La primera reacción del afectado cuando conoce su conducta es la negación y la incredulidad. También a las parejas de cama les cuesta creer que alguien dormido pueda tener involuntariamente estas actitudes sexuales, pero es así, no nos damos cuenta", reconoce una paciente con sexsomnia que prefiere permanecer en el anonimato. "Yo perdí a mi novio, no por culpa del problema, sino por culpa de su desconfianza hacia mí, de llamarme mentirosa día tras día y discutir siempre por lo mismo. No se llegó a creer que tenía una enfermedad", recuerda.

Este trastorno ha cobrado interés recientemente por la polémica generada en Mons, Bélgica, después de que un tribunal haya absuelto a un hombre de 30 años que violó a su hija porque, según la sentencia, estaba dormido en el momento de los hechos. Lo cierto es que la sexsomnia ya ha servido de atenuante en varios juicios por violación y abusos sexuales.

El cerebro

Para explicar estas conductas, que parecen poco creíbles en un primer momento, el doctor Martínez Vila señala que "ante todo, debe tenerse en cuenta que el sueño no representa una falta de actividad cerebral ni una desconexión de lo que nos rodea, como se pensaba hace muchos años. El sueño es un fenómeno activo, periódico e indispensable de mucha complejidad". Los expertos afirman que es posible realizar tareas automáticas más o menos complejas mientras se duerme, ya que algunas neuronas permanecen activas.

Cuando una persona experimenta una parasomnia no tiene su cerebro completamente despierto, pero tampoco completamente dormido. Algunas de las estructuras corticales, como las responsables de la memoria y el aprendizaje, están inactivas y, por tanto, la consciencia también está mermada. Pero otras zonas que permiten a un individuo caminar o incurrir en una relación sexual pueden quedar activas. "Los sexsómnicos mantienen conductas de vigilia que les permiten la actividad sexual. Pero aunque parezca lo contrario, están produndamente dormidos", dice el doctor Eduard Estivill, de la Clínica del Sueño Estivill en el Intituto Universitario Dexeus de Barcelona.

Unos investigadores canadienses han llevado a cabo el primer trabajo para investigar sistemáticamente qué comportamientos sexuales ocurren durante el sueño y cuál es la incidencia de este trastorno en concreto. Y, según han anunciado en la reunión anual de las Sociedades Profesionales del sueño, el 7,6% de los pacientes que tienen algún problema durante las horas en las que cierran los ojos incurre en conductas sexuales -masturbación, caricias, penetración y, en algunos casos, violación- y luego no lo recuerda.

Tras analizar a 832 personas (428 hombres y 404 mujeres) que pidieron ayuda por alguna complicación durante el sueño -ninguno de ellos por sexsomnia- los autores comprobaron que mientras dormían la excitación sexual era común y tres veces más frecuente en varones. Los afectados por este problema presentaban algunos síntomas comunes como insomnio, fatiga, depresión y cambios de humor y, además, solían consumir bastante alcohol, cafeína e, incluso, sustancias ilegales.

"Casi ningún afectado comenta este problema con su médico y, generalmente, se descubre el trastorno a raíz de otra patología del sueño. Nuestro estudio constituye el primer intento científico por establecer la incidencia de la sexsomnia", afirma Sharon A. Chung, una de las autoras del Laboratorio para la Investigación del Sueño de la Red de Salud de Toronto (Canadá).

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