Carlos Pérez
(V&L)
Aunque mantiene en reserva cada una de las palabras que pronunciará mañana en el alegato de apertura del juicio, el fiscal del caso de la valija, Thomas Mulvihill, apostará casi todas sus fichas a las grabaciones secretas que hizo el FBI de las reuniones entre Guido Alejandro Antonini y Franklin Durán, el único acusado que no se ha declarado culpable.
Así se desprende del listado de 30 potenciales testigos que propuso la fiscalía el martes pasado. De ese total, por lo menos 17 son agentes del FBI, del Distrito Sur de Florida.
Nueve de ellos protagonizaron la investigación que terminó el 11 de diciembre pasado con los arrestos de Durán y de otros tres acusados, los venezolanos Moisés Maionica y Carlos Kauffmann y el uruguayo Rodolfo Wanseele. Estos últimos no enfrentan el juicio porque se declararon culpables y, al igual que Antonini, declararán como testigos contra su ex compañero.
Los ocho agentes restantes transcribieron y tradujeron cintas de audio y de video en las que quedaron registrados las reuniones de Antonini con los acusados, entre agosto y diciembre.
El fiscal sostiene que en esas reuniones Durán presionó a Antonini, en nombre de Venezuela y sin el permiso de las autoridades estadounidenses, para que ocultara el origen y el destino de los US$ 800.000 que había intentado ingresar en la Argentina el 4 de agosto del año pasado. La hipótesis de Mulvihill, plasmada en la denuncia con la que abrió el caso en diciembre, es que el dinero era un aporte del gobierno de Hugo Chávez para la campaña electoral de Cristina Kirchner.
Aunque el fiscal parece dispuesto a dejar de lado el capítulo argentino del escándalo, su lista de testigos podría demandar un viaje desde Buenos Aires: entre los nombres propuestos figura un tal Frank Oliva, del que no se aportan más datos. El o alguien con ese nombre es el agregado jurídico adjunto del FBI de la embajada de los Estados Unidos en la Argentina. En ese carácter, el 12 de febrero pasado participó de un encuentro entre el embajador Anthony Wayne y el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, interpretado como un intento para normalizar la relación bilateral, tras la denuncia de Mulvihill, a la que la Presidenta calificó de una “operación basura”..
Entre los posibles testigos figuran agentes especiales del FBI que dirigieron la investigación, como Michael Lasiewicki, Ryan Young y Chris Wallingsford. Jorge Vélez, el agente que arrestó a Durán en un restaurante de Fort Lauderdale, a las 18.05 del 11 de diciembre, está dispuesto a declarar, anticipó el fiscal. Si lo citan, dirá que Durán le comentó que había alcanzado el éxito en Venezuela mediante el pago de sobornos a funcionarios chavistas.
Un adelanto de esa declaración integra un documento sobre antecedentes de corrupción de Durán y Kauffmann en Venezuela, presentado por la fiscalía hace 10 días, que la jueza Joan Lenard aún no aceptó como prueba.
También puede dar su testimonio Leslie Beard, el oficial que capturó a Wanseele, a las 21..45 del mismo día. Justin Krider, otro agente del FBI que figura en la nómina, declaró en febrero que el uruguayo tenía contactos con un alto funcionario de la Disip, organismo de inteligencia venezolano. Delbert Woodburn, también en la nómina, vigiló la reunión que los acusados tuvieron con Antonini el 28 de octubre, en la cafetería Starbucks, de esta ciudad.
En la lista, también figuran Chris Mangiaracina, especialista del FBI en análisis financiero, y Gastón Nieves, que hizo el peritaje de las computadoras y los teléfonos celulares que se les secuestraron a los sospechosos.
Según anticipó el jueves, a Mulvihill le tomará dos horas presentar su alegato. El abogado de Durán, Ed Shohat, estimó que su discurso durará la mitad. De la lectura de sus escritos puede deducirse cuáles serán sus principales argumentos. Shohat sostiene que su cliente no actuó bajo la dirección del gobierno venezolano, sino bajo presión de las autoridades de ese país. Y afirmó, en distintas presentaciones, que Durán le había transmitido esas presiones a Antonini para advertirle que estaba en peligro, porque eran muy amigos.
(V&L)
Aunque mantiene en reserva cada una de las palabras que pronunciará mañana en el alegato de apertura del juicio, el fiscal del caso de la valija, Thomas Mulvihill, apostará casi todas sus fichas a las grabaciones secretas que hizo el FBI de las reuniones entre Guido Alejandro Antonini y Franklin Durán, el único acusado que no se ha declarado culpable.
Así se desprende del listado de 30 potenciales testigos que propuso la fiscalía el martes pasado. De ese total, por lo menos 17 son agentes del FBI, del Distrito Sur de Florida.
Nueve de ellos protagonizaron la investigación que terminó el 11 de diciembre pasado con los arrestos de Durán y de otros tres acusados, los venezolanos Moisés Maionica y Carlos Kauffmann y el uruguayo Rodolfo Wanseele. Estos últimos no enfrentan el juicio porque se declararon culpables y, al igual que Antonini, declararán como testigos contra su ex compañero.
Los ocho agentes restantes transcribieron y tradujeron cintas de audio y de video en las que quedaron registrados las reuniones de Antonini con los acusados, entre agosto y diciembre.
El fiscal sostiene que en esas reuniones Durán presionó a Antonini, en nombre de Venezuela y sin el permiso de las autoridades estadounidenses, para que ocultara el origen y el destino de los US$ 800.000 que había intentado ingresar en la Argentina el 4 de agosto del año pasado. La hipótesis de Mulvihill, plasmada en la denuncia con la que abrió el caso en diciembre, es que el dinero era un aporte del gobierno de Hugo Chávez para la campaña electoral de Cristina Kirchner.
Aunque el fiscal parece dispuesto a dejar de lado el capítulo argentino del escándalo, su lista de testigos podría demandar un viaje desde Buenos Aires: entre los nombres propuestos figura un tal Frank Oliva, del que no se aportan más datos. El o alguien con ese nombre es el agregado jurídico adjunto del FBI de la embajada de los Estados Unidos en la Argentina. En ese carácter, el 12 de febrero pasado participó de un encuentro entre el embajador Anthony Wayne y el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, interpretado como un intento para normalizar la relación bilateral, tras la denuncia de Mulvihill, a la que la Presidenta calificó de una “operación basura”..
Entre los posibles testigos figuran agentes especiales del FBI que dirigieron la investigación, como Michael Lasiewicki, Ryan Young y Chris Wallingsford. Jorge Vélez, el agente que arrestó a Durán en un restaurante de Fort Lauderdale, a las 18.05 del 11 de diciembre, está dispuesto a declarar, anticipó el fiscal. Si lo citan, dirá que Durán le comentó que había alcanzado el éxito en Venezuela mediante el pago de sobornos a funcionarios chavistas.
Un adelanto de esa declaración integra un documento sobre antecedentes de corrupción de Durán y Kauffmann en Venezuela, presentado por la fiscalía hace 10 días, que la jueza Joan Lenard aún no aceptó como prueba.
También puede dar su testimonio Leslie Beard, el oficial que capturó a Wanseele, a las 21..45 del mismo día. Justin Krider, otro agente del FBI que figura en la nómina, declaró en febrero que el uruguayo tenía contactos con un alto funcionario de la Disip, organismo de inteligencia venezolano. Delbert Woodburn, también en la nómina, vigiló la reunión que los acusados tuvieron con Antonini el 28 de octubre, en la cafetería Starbucks, de esta ciudad.
En la lista, también figuran Chris Mangiaracina, especialista del FBI en análisis financiero, y Gastón Nieves, que hizo el peritaje de las computadoras y los teléfonos celulares que se les secuestraron a los sospechosos.
Según anticipó el jueves, a Mulvihill le tomará dos horas presentar su alegato. El abogado de Durán, Ed Shohat, estimó que su discurso durará la mitad. De la lectura de sus escritos puede deducirse cuáles serán sus principales argumentos. Shohat sostiene que su cliente no actuó bajo la dirección del gobierno venezolano, sino bajo presión de las autoridades de ese país. Y afirmó, en distintas presentaciones, que Durán le había transmitido esas presiones a Antonini para advertirle que estaba en peligro, porque eran muy amigos.
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