Ronald Guedez
V&L
Análisis de A.C. Democracia y Desarrollo
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Análisis de A.C. Democracia y Desarrollo
Chávez afirma que el 23N sus candidatos ganarán todas las Gobernaciones y Alcaldías. Es monotemático en la amenaza de que va a "pulverizar" a la oposición. Lo dice en sus cadenas de radio y televisión. Ante la denuncia de que viola las leyes según las cuales los funcionarios públicos no pueden hacer propaganda electoral, respondió que tiene en proyecto una cadena de 24 horas seguidas, y que las seguirá haciendo a diario porque se trata de una batalla mediática contra los llamados "medios independientes", controlados por los "pitiyanquis". Es repetitivo en anunciar una guerra si la oposición triunfa en regiones "estratégicas". Percibe las serias fracturas del chavismo y procura compactarlo. "Se impone -dice- una guerra defensiva de las 26 leyes porque está amenazada la revolución".
Según el analista Roberto Briceño, en la mentalidad militar de Chávez las leyes forman parte de la guerra psicológica que se propone crear desánimo en los opositores y procuran nacionalizar el debate para que la votación se convierta en un plebiscito. Su objetivo estratégico es mantenerse indefinidamente en el poder y el aspecto táctico son las elecciones de noviembre. Anunció una nueva misión: 13 de abril. Conmemora el día de su regreso a la presidencia tras los sucesos del 11 de abril del 2002. Para el analista Ramón Aveledo es una iniciativa "de concepción militar y ejecución saudí" que trata de rescatar la votación perdida el 2D, cuya magnitud y ubicación geográfica sólo el Gobierno conoce, pues el CNE apenas dio un boletín informando de que había triunfado el NO.
Apoyándose en declaraciones de Chávez o de sus Ministros, Aveledo afirma que atiende a dos escenarios: Peinado de los barrios, para detectar casa por casa los problemas que causan el descontento de la gente, y Batalla social para reducir las misiones y el uso de recursos públicos al objetivo electoral, en cada sector que haya demostrado inconformidad con la gestión gubernamental. Se quiere identificar la revolución con reparto a manos llenas de dinero y con las promesas-amenazas del Aló Presidente: "Si perdemos las elecciones se acaba la revolución y no habrá recursos para los pobres".
La respuesta de la oposición es obvia. El 23N no está en juego el cargo presidencial. El problema es que el gasto público excede el ingreso, no obstante los altos precios del petróleo. Todas las encuestas señalan que la principal angustia de los venezolanos está relacionada con la inseguridad y la situación económica. El ministro de Finanzas declaró que este año la inflación será del 27%. En los últimos doce meses los alimentos, en un 80% importados, han aumentado 50%. Los anaqueles de los mercados populares, donde se vende a precios subsidiados, cada día aparecen mas desabastecidos. Frente a la inseguridad, la solución del régimen es no suministrar cifras sobre delitos. Las zonas más afectadas son los barrios que habitan los pobres, donde la policía no se atreve a enfrentar las bandas de "malandros" que los controlan. A tres meses del evento electoral, el oficialismo apuesta al portaviones y a la chequera de Chávez. La disidencia aparece con gran fortaleza en los espacios del eje norte-costero donde habita la mayoría de la población y en la región andina. Denuncia el paquetazo como paso final en la implantación del totalitarismo, haciéndose eco de un sentimiento creciente en la comunidad nacional. Desafía así el poder del Estado, controlado por Chávez, y trata de crearle un nuevo obstáculo a su obsesión por la presidencia vitalicia.
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