27 de octubre de 2008

¿Quién ganará, Obama o McCain?Pietro Sordi


Ronald Guedez
V&L
[Pietro Sordi - Il subsidiario.com]


¿Quién va ganando en la carrera hacia la Casa Blanca? Es la pregunta que está dando la vuelta al mundo a tres meses y medio del esperadísimo voto del 4 de noviembre en las presidenciales americanas, cuando ha comenzado el tour por Europa y Oriente Medio que pone a Barack Obama en el punto de mira y a pocas semanas de las grandes convenciones de ambos partidos, Demócrata y Republicano, que lanzarán al vuelo final a Obama y a su adversario, John McCain.
La respuesta se puede dar a tres niveles. El más sencillo es el que se basa en sondeos y el veredicto es unánime: si en USA se votara hoy, ganaría Obama. El segundo nivel, un poco más sofisticado, tiene en cuenta la tendencia de voto durante la campaña en los Estados clave, que son los que marcarán la diferencia en noviembre. Pero también en este caso la respuesta es la misma: el senador de Illinois va en cabeza. Hay por fin un tercer nivel, el del realismo, la prudencia y las lecciones de la historia, y es aquí donde residen las mejores esperanzas para McCain: todavía es pronto para dar por cerrado el desafío y hay una miríada de factores a tener en cuenta antes de que los americanos vayan a las urnas.
Partamos de los escenarios del primer nivel, el de los sondeos. Obama es líder, a seis puntos (45-39%) según las últimas informaciones del New York Times / CBS News. Son siete puntos para Reuters / Zogby, suben hasta nueve en la Quinnipiac University y bajan hasta tres en el sondeo del ABC News / Washington Post (49-46), a dos en la Gallup (46-44) y a uno solo en el Instituto Rasmussen (47-46). La media establecida por el Real Clear Politics, cuya web es la meca de los apasionados de la política americana, es una ventaja de Obama de 4,2 puntos. Nada clamoroso, a decir verdad. Es más. En términos estadísticos, considerando los márgenes de error, es una situación de paridad sustancial y muchos analistas esperaban una fuga más consistente por parte de Obama estas últimas semanas, visto que el senador negro domina en los medios desde que ganó el pulso con Hillary Clinton. Pero queda un dato: Obama supera desde el principio a McCain de un modo consistente y sin cesiones en los sondeos nacionales.
Pero el voto popular en América cuenta poco o nada. En el sistema electoral americano los que cuentan son los Estados y la contribución que cada uno de ellos aporta, en términos de "votos electorales". Pero ni siquiera en este caso hay buenas noticias para el senador republicano. El 4 de noviembre ganará quien haya conseguido al menos 270 votos electorales y actualmente, según las estimaciones de Real Clear Politics, Obama tendría 255 y McCain, 163, con otros 120 votos electorales aún pendientes de asignar. Respecto a los Estados, no hay buenas noticias para el partido del presidente George W. Bush. Los republicanos pretenden arrebatar a los demócratas algunos Estados que éstos ganaron en 2004, pero por ejemplo en Pennsylvania Obama va siete puntos por delante; en Michigan, 7,2; en Wisconsin, 11,2; y en Minnesota, 12.
En cuanto a los Estados donde ganaron los republicanos en el pasado y que Obama ahora intenta conquistar, la ventaja de McCain parece menos sólida que la de su rival. McCain va por delante en Virginia sólo por un 0,7%; por un 3,8 en Carolina del Norte; 3,6 en Colorado; y 0,5 en Indiana, mientras que en Nevada ya han empatado.
Al senador de Arizona no le va mucho mejor en el análisis de los sondeos de los Estados indecisos, que en los últimos años han decidido el voto. En Ohio, el Estado que hace cuatro años dio a Bush la victoria decisiva contra John Kerry, Obama va 4,5 puntos por delante. En Florida, siempre un Estado clave, la ventaja de McCain se ha reducido al 2,2%.
Pero las buenas noticias para Obama acaban aquí. Y comienza el tercer escenario a tener en cuenta. McCain ha dado signos evidentes de recuperación en las últimas semanas, mientras que el senador de Illinois no ha mostrado la aceleración que se esperaba de un candidato que goza de una enorme cobertura mediática y de una amplia ventaja financiera sobre su adversario. Los americanos tienden en su mayoría a "sintonizarse" tarde y la historia demuestra que muchas ventajas acumuladas en los Estados se evaporan en otoño. Obama hasta ahora ha evitado cualquier oferta de su adversario para afrontar un debate cara a cara, pero pronto tendrá que resignarse a las condiciones televisivas, que en el pasado han resultado devastadoras para algunos aspirantes a presidente. La capacidad oratorio y el look del joven demócrata podría favorecerle frente al septuagenario McCain, pero su falta de experiencia también podría resultar fatal.
Hay otro factor que al staff de Obama no le gusta considerar, pero que es real. Es el factor racial. Mucha gente en los sondeos se declara a favor de elegir al primer presidente negro de la historia, pero luego, a la hora de votar, podrían comportarse de otro modo. Tras las primarias de New Hampshire el pasado enero, que ganó Hillary Clinton contra todo pronóstico, este fenómeno se reveló como algo real y consistente.
Entre los miles de factores a tener en cuenta, están también los del contexto internacional. Cualquier crisis seria en los próximos meses en el mundo, por ejemplo un ataque de Israel a Irán, desencadenaría entre los americanos un debate sobre la oportunidad de dar el mando a un hombre de 46 años sin experiencia. Otros efectos que todavía pueden influir en las elecciones son la crisis energética global, la marcha de las operaciones militares en Iraq y Afganistán, o cualquier reanudación de la amenaza del terrorismo islámico.
Si bien es cierto que Obama está ganando sin duda en esta etapa de la carrera, es razonable repetir que todavía no ha ganado. Y que la competición es larga y está llena de imprevistos.

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