Daniel Herrera
(Especial para V&L)
Este martes emitirán fiscal y defensor sus argumentaciones, salen a luz millonarios sobornos, regalías y amenazas. El escándalo del llamado “valijagate” sigue teniendo todos los condimentos de una telenovela truculenta, de las que no dejan apartar al televidente de la pantalla. Casos de sobornos multimillonarios, traiciones entre amigos de largos años, falsedades que se presentan como verdades irrefutables, reiterados casos de sofisticado espionaje, robo de dólares y acusaciones de “amoríos clandestinos”.
El valijagate en sus últimas escenas vivió el viernes un nuevo capítulo digno de las viejas “mafias” de Chicago, sin balaceras, pero dejando al desnudo monumentales sobornos a funcionarios estatales y a altas jerarquías de gobiernos locales y de allegados a Caracas.
Fue una verdadera “danza de millones de dólares” que centralizó la segunda aparición en escena, de Carlos Kauffman, venezolano de 36 años, testigo del fiscal federal, Thomas Mulvihill, acusado confeso a cambio de una rebaja de la pena, de actuar como agente de inteligencia de Venezuela, sin autorización legal en territorio de Estados Unidos, con el cometido de lograr el “silencio” de su compatriota, Guido Alejandro Antonini Wilson , de 46 años.
Este hombre, Antonini, aceptó en los primeros momentos, ser el propietario del maletín con US$ 800.000 incautado en la Aduana de Buenos Aires, la madrugada del 4 de agosto del año pasado, salidos de las arcas de la empresa venezolana de petróleo PDVSA, con destino a financiar la campaña electoral de la hoy presidente de Argentina, Cristina Kirchner.
Luego vinieron todos los sucesos comentados en ediciones anteriores, desde el viaje de Antonini a Uruguay, la confirmación de su participación en empresas uruguayas (de las cuales confesó cobró suculentos dividendos que le permiten pagar a sus abogados), su encuentro en Montevideo con jerarcas venezolanos y con el gobernador de Cojedes, Jhonny Yañez Rangel, figura de confianza de Hugo Chávez, hoy denunciado como uno de los principales en recibir sobornos a cambio de negocios en su jurisdicción venezolana. Poco después Antonini se contactó con el FBI por “temor” a ser extraditado a Argentina o Venezuela, desde donde lo requería la Justicia de ambos países por “blanqueo de capitales y transporte de dinero negro”.
Viajan entonces a Miami, residencia de Antonini, viejos amigos suyos y socios de grandes negocios, enviados por el gobierno venezolano (una de las principales pruebas contra el único acusado que se declara inocente, Franklin Durán, 41 años, es un carnet que lo identifica como miembro de los Servicios de Inteligencia), el mencionado Kauffman, el abogado, también venezolano Moisés Maiónica y Carlos Canchica, que logró fugar y se le menciona como agente del DISIP, y el uruguayo Rodolfo Wanseele Paciello ( contratado por los anteriores para tareas de contravigilancia), todos con la consigna de "lograr el silencio del maletero".
Antonini, de acuerdo con el FBI, grabó y filmó todos los encuentros en lugares públicos de Miami. Allí los venezolanos mencionados intentaron reiteradas veces convencer a Antonini de viajar a Buenos Aires para presentarse al juez, adonde se "arreglaría archivar el caso", se le ofreció US$ 2 millones a cambio de que callara y asumiera responsabilidades ("contaría con el beneplácito de las cúpulas de ambos gobiernos para que no existieran repercusiones").
Hubo amenazas contra la vida del maletero y contra sus hijas. Luego el FBI detuvo a Durán, Maionica, Kauffman y Paciello, acusados de actuar ilegalmente como agentes venezolanos en el Estado de Florida.
La defensa de Franklin Durán, un conocido abogado Edward Shohat, argumentó en todo momento que la intervención de su defendido fue sólo por la vieja amistad que lo unía con Antonini, intentando aconsejarlo y protegerle. Luego sostuvo que el maletero había traicionado la buena fe de Durán, buscando quedarse con su dinero y con las empresas que ambos tenían. Y este último jueves insistió en que Durán había sido inducido por el propio Antonini, que lo engañaba por sus ambiciones de poder y dinero.
La jueza federal de Miami, Joan Lenard, admitió el argumento que pasó a consideración del jurado. Ante este hecho el fiscal Mulvihil reclamó que se admitiera el expediente, presentado en las primeras audiencias y hasta ahora no aceptado, sobre los sobornos que Durán y su socio Kauffman habían dado a funcionarios venezolanos, miembros de la Guardia Nacional y del ministerio de Finanzas para realizar negocios con esos organismos y también obras en las gobernaciones de Cojedes y Vargas . Esas comisiones fluctuaban entre un 10% a un 30% de los contratos de servicios y trabajos regionales.
El fiscal estimó imprescindible la presencia nuevamente de Kauffman, que había declarado en los primeros días, y lo volvió a hacer ayer, esta vez sobre el historial de sobornos, que según el fiscal era concluyente para dejar sentada la falta de honestidad y credibilidad de Franklin Durán.
Entre los negocios que citó el testigo, surge uno que da la pauta del volumen que manejaba " este grupo de amigos y empresarios". En una operación para reestructurar la deuda de Venezuela ganaron US$ 100 millones, de los cuales se vieron obligados a pagar un " soborno" de US$ 23 millones a cuatro funcionarios del Ministerio de Economía, entre ellos nada menos que el ex vice ministro, Jesús Bermúdez.
¿ Cómo se cerrará esta oscura historia que involucra a cuatro países: Venezuela, Argentina, Estados Unidos y Uruguay ?
La jueza Lenard fijó para este martes la nueva audiencia a fin de que presenten sus argumentos finales el fiscal Mulvihill y el abogado defensor Shohat y luego pasará a deliberar el jurado. Los 12 miembros deberán dictar su veredicto sobre la culpabilidad o no de Franklin Durán sobre la acusación de "actuar como agente de un gobierno extranjero en territorio de Estados Unidos". Le podría caber una pena de hasta 15 años de prisión. Los otros tres: Maiónica, Kauffman y Paciello que aceptaron la culpabilidad y han colaborado, podrían ser sentenciados a cinco años.
Argentina y Venezuela han pedido, muchos sostienen que como parte de la obra teatral, la extradición de Antonini por la prohibición que existe en esos países de ingresar dinero, por esos montos, sin declarar ni cumplir los requisitos legales. Se piensa que el " maletero" no saldrá por largo tiempo de Miami, aunque se le aconseja que no se exhiba mucho por razones de seguridad.
(Especial para V&L)
Este martes emitirán fiscal y defensor sus argumentaciones, salen a luz millonarios sobornos, regalías y amenazas. El escándalo del llamado “valijagate” sigue teniendo todos los condimentos de una telenovela truculenta, de las que no dejan apartar al televidente de la pantalla. Casos de sobornos multimillonarios, traiciones entre amigos de largos años, falsedades que se presentan como verdades irrefutables, reiterados casos de sofisticado espionaje, robo de dólares y acusaciones de “amoríos clandestinos”.
El valijagate en sus últimas escenas vivió el viernes un nuevo capítulo digno de las viejas “mafias” de Chicago, sin balaceras, pero dejando al desnudo monumentales sobornos a funcionarios estatales y a altas jerarquías de gobiernos locales y de allegados a Caracas.
Fue una verdadera “danza de millones de dólares” que centralizó la segunda aparición en escena, de Carlos Kauffman, venezolano de 36 años, testigo del fiscal federal, Thomas Mulvihill, acusado confeso a cambio de una rebaja de la pena, de actuar como agente de inteligencia de Venezuela, sin autorización legal en territorio de Estados Unidos, con el cometido de lograr el “silencio” de su compatriota, Guido Alejandro Antonini Wilson , de 46 años.
Este hombre, Antonini, aceptó en los primeros momentos, ser el propietario del maletín con US$ 800.000 incautado en la Aduana de Buenos Aires, la madrugada del 4 de agosto del año pasado, salidos de las arcas de la empresa venezolana de petróleo PDVSA, con destino a financiar la campaña electoral de la hoy presidente de Argentina, Cristina Kirchner.
Luego vinieron todos los sucesos comentados en ediciones anteriores, desde el viaje de Antonini a Uruguay, la confirmación de su participación en empresas uruguayas (de las cuales confesó cobró suculentos dividendos que le permiten pagar a sus abogados), su encuentro en Montevideo con jerarcas venezolanos y con el gobernador de Cojedes, Jhonny Yañez Rangel, figura de confianza de Hugo Chávez, hoy denunciado como uno de los principales en recibir sobornos a cambio de negocios en su jurisdicción venezolana. Poco después Antonini se contactó con el FBI por “temor” a ser extraditado a Argentina o Venezuela, desde donde lo requería la Justicia de ambos países por “blanqueo de capitales y transporte de dinero negro”.
Viajan entonces a Miami, residencia de Antonini, viejos amigos suyos y socios de grandes negocios, enviados por el gobierno venezolano (una de las principales pruebas contra el único acusado que se declara inocente, Franklin Durán, 41 años, es un carnet que lo identifica como miembro de los Servicios de Inteligencia), el mencionado Kauffman, el abogado, también venezolano Moisés Maiónica y Carlos Canchica, que logró fugar y se le menciona como agente del DISIP, y el uruguayo Rodolfo Wanseele Paciello ( contratado por los anteriores para tareas de contravigilancia), todos con la consigna de "lograr el silencio del maletero".
Antonini, de acuerdo con el FBI, grabó y filmó todos los encuentros en lugares públicos de Miami. Allí los venezolanos mencionados intentaron reiteradas veces convencer a Antonini de viajar a Buenos Aires para presentarse al juez, adonde se "arreglaría archivar el caso", se le ofreció US$ 2 millones a cambio de que callara y asumiera responsabilidades ("contaría con el beneplácito de las cúpulas de ambos gobiernos para que no existieran repercusiones").
Hubo amenazas contra la vida del maletero y contra sus hijas. Luego el FBI detuvo a Durán, Maionica, Kauffman y Paciello, acusados de actuar ilegalmente como agentes venezolanos en el Estado de Florida.
La defensa de Franklin Durán, un conocido abogado Edward Shohat, argumentó en todo momento que la intervención de su defendido fue sólo por la vieja amistad que lo unía con Antonini, intentando aconsejarlo y protegerle. Luego sostuvo que el maletero había traicionado la buena fe de Durán, buscando quedarse con su dinero y con las empresas que ambos tenían. Y este último jueves insistió en que Durán había sido inducido por el propio Antonini, que lo engañaba por sus ambiciones de poder y dinero.
La jueza federal de Miami, Joan Lenard, admitió el argumento que pasó a consideración del jurado. Ante este hecho el fiscal Mulvihil reclamó que se admitiera el expediente, presentado en las primeras audiencias y hasta ahora no aceptado, sobre los sobornos que Durán y su socio Kauffman habían dado a funcionarios venezolanos, miembros de la Guardia Nacional y del ministerio de Finanzas para realizar negocios con esos organismos y también obras en las gobernaciones de Cojedes y Vargas . Esas comisiones fluctuaban entre un 10% a un 30% de los contratos de servicios y trabajos regionales.
El fiscal estimó imprescindible la presencia nuevamente de Kauffman, que había declarado en los primeros días, y lo volvió a hacer ayer, esta vez sobre el historial de sobornos, que según el fiscal era concluyente para dejar sentada la falta de honestidad y credibilidad de Franklin Durán.
Entre los negocios que citó el testigo, surge uno que da la pauta del volumen que manejaba " este grupo de amigos y empresarios". En una operación para reestructurar la deuda de Venezuela ganaron US$ 100 millones, de los cuales se vieron obligados a pagar un " soborno" de US$ 23 millones a cuatro funcionarios del Ministerio de Economía, entre ellos nada menos que el ex vice ministro, Jesús Bermúdez.
¿ Cómo se cerrará esta oscura historia que involucra a cuatro países: Venezuela, Argentina, Estados Unidos y Uruguay ?
La jueza Lenard fijó para este martes la nueva audiencia a fin de que presenten sus argumentos finales el fiscal Mulvihill y el abogado defensor Shohat y luego pasará a deliberar el jurado. Los 12 miembros deberán dictar su veredicto sobre la culpabilidad o no de Franklin Durán sobre la acusación de "actuar como agente de un gobierno extranjero en territorio de Estados Unidos". Le podría caber una pena de hasta 15 años de prisión. Los otros tres: Maiónica, Kauffman y Paciello que aceptaron la culpabilidad y han colaborado, podrían ser sentenciados a cinco años.
Argentina y Venezuela han pedido, muchos sostienen que como parte de la obra teatral, la extradición de Antonini por la prohibición que existe en esos países de ingresar dinero, por esos montos, sin declarar ni cumplir los requisitos legales. Se piensa que el " maletero" no saldrá por largo tiempo de Miami, aunque se le aconseja que no se exhiba mucho por razones de seguridad.
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