1 de diciembre de 2008

Arranca Obama


Lorenzo Albacete


El presidente electo Barack Obama se ha encerrado en su oficina en Chicago y dice que está trabajando febrilmente para seleccionar a su Gobierno. No esperamos ninguna cita importante hasta después del Día de Acción de Gracias. Nadie está seguro de cuál será la "perspectiva ideológica" con la que arrancará Obama. Durante la campaña se presentó como un hombre de centro-izquierda, abierto al diálogo con los que discrepan con él. Entre los que discrepan, los que están más preocupados son los piensan que apoyará firmemente el derecho al aborto, el matrimonio entre homosexuales, la investigación sobre células madre embrionarias y otras cuestiones similares. Especialmente al aprobar ayuda a países en desarrollo, al nombrar jueces y al conceder ayuda federal.
El problema no es que Obama apoye personalmente la agenda de la "izquierda ética", sino que necesita su apoyo para aplicar las políticas que quiere seguir. Por otra parte, parece que Obama no ha reflexionado mucho sobre estos temas éticos y se puede esperar que llegue a comprender el vínculo que hay entre lo que quiere la mayoría y los argumentos que están detrás de la causa pro-vida. Sería interesante saber, por ejemplo, si puede comprender los efectos sobre la política de una fe que ensancha la razón, como dice el Papa Benedicto en Deus Caritas Est.
En cualquier caso, los obispos católicos parecen decididos a llevar a cabo esta "educación de Obama". La Conferencia Nacional de Obispos Católicos se reunió en Washington después de las elecciones. En su mensaje al presidente electo, los obispos han prometido oraciones para Obama, su familia y su Gobierno, y han manifestado su voluntad de cooperar en la promoción de la justicia social. Pero han insistido firmemente en el derecho a la vida como un derecho fundamental no negociable. En su mensaje, el cardenal Francis George de Chicago, actual presidente de la Conferencia, ha ampliado este punto, insistiendo en la necesidad de respetar la libertad de la Iglesia.
La nueva Administración y la jerarquía católica, por lo tanto, comienzan su relación en una situación de tensión. El modo que tenga Obama de afrontar la situación revelará hasta qué punto se puede esperar una nueva sensibilidad política. Los obispos, por su parte, deberán pensar bien cómo pueden demostrar la razonabilidad de la fe. Deberán preocuparse por cómo sustituir el pensamiento utópico por el testimonio de la presencia de Cristo y por cómo mostrar que ese testimonio es la más completa revelación del destino al que todos los seres humanos están llamados.

No hay comentarios.: