22 de diciembre de 2008

Debacle Petrolera


Domingo Fontiveros

(Especial para V&L)


Entre los mayores perdedores en este escenario de globalidad están los países petroleros Varios millones de barriles diarios de crudo dan vuelta por el mundo buscando compradores que últimamente quieren pagar menos de un tercio de que lo pagaban casi con frenesí hace un semestre. El desplome ha llegado más allá de lo que hasta hace poco se creía incluso posible. Para los consumidores de gasolina en todo el mundo es una bendición, porque ahora lo que no gastan en combustible lo pueden gastar en otras cosas, algunas de las cuales también han bajado de precio.


El mundo está en el prólogo de una deflación. Precios, producción y empleo caen al mismo tiempo. Una palabra que no se usaba hace décadas puede terminar siendo incorporada a la cultura popular de continuar las tendencias. En EEUU acaban de reducir la tasa de fondos federales a un máximo de 0,25%, por debajo de cualquier nivel histórico, en la expectativa de estimular por esa vía la demanda interna que viene cayendo sin frenos.


Gentes de todas partes lo perdieron todo. Otros volvieron a ser igualmente pobres o ricos como eran hace unos años atrás. Los que han ganado en medio de esta vorágine son sin duda unos pocos. El planeta es mucho más pobre de lo que había sido durante la onda de crecimiento global de los últimos años. El tema que predomina en las agendas se aleja de la lucha contra la pobreza, y avanza en la lucha contra el empobrecimiento, lo cual es muy distinto. Aquí tenemos un cambio cualitativo que va a marcar los eventos en los próximos años.


Entre los mayores perdedores en este escenario de globalidad están los países petroleros. El camino hacia adelante para ellos es incierto, por lo menos durante algunos años. Sus respectivos pueblos correrán con las consecuencias buenas o malas de lo que hayan hecho sus gobiernos para proteger las finanzas nacionales de un hecho como este. Algunos Estados han acumulado ingentes reservas que servirán para amortiguar la sed del desierto financiero que les toca cruzar. Otros caerán a merced de los prestamistas internacionales, que no es un buen escenario. Y finalmente algunos terminarán haciendo pagar a sus pueblos el costo de los errores de las orientaciones gubernamentales. Probablemente Venezuela sea uno de estos últimos, al igual que Ecuador.


En ambos se ejecutan políticas que ilusionan mientras haya un subsidio infinito desde las cuentas petroleras. En ambos, esas cuentas están largamente en rojo. Como anticipo a lo que puede ocurrir, se está desenterrando el tema de la deuda externa y la amenaza del "default", y el riesgo país anda por las nubes en casi toda la región. Las consecuencias sociales internas de volver a desconocer compromisos internacionales son catastróficas, pero algunos políticos pueden saborear una confrontación como esta para buscar atornillarse más en el poder, por un tiempo.


Es una contradicción bastante odiosa que los gobiernos que más vociferan sobre la pobreza y en contra del capitalismo, practiquen políticas suicidas de empobrecimiento de sus propios pueblos. Venezuela no escapará de la crisis, pero las autoridades se están preparando para aprovecharla en aras de reforzar su control político, no para rectificar y evitarle al país males mayores.


Aún así, ya comienza la semana de Navidad y en la fuerza del Niño por nacer hay más que razones para celebrar. ¡Felicidades!

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