25 de junio de 2009

Musaví denuncia que el régimen retiene sus movimientos


El reformista llama a sus partidarios a manifestarse.- El gran ayatolá Montazerí advierte que la represión hará caer el Gobierno.- Más de un centenar diputados desaira a Ahmadineyad al no acudir a la celebración de su victoria

Los reformistas iraníes intentan mantener su desafío al régimen encabezado por el guía supremo Alí Jamenei y el presidente Mahmud Ahmadineyad, pese a la represión en las calles. El candidato Mir Hosein Musaví ha denunciado que tiene acceso restringido a sus seguidores y que se encuentra bajo presión para revocar su petición de que las elecciones sean anuladas. El gran ayatolá Hosein Alí Montazerí ha vuelto a cargar contra el Gobierno.


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Musaví, que quedó segundo en los comicios generales pero muy lejos de Ahmadineyad según los resultados oficiales del Gobierno, ha asegurado que las protestas son un derecho constitucional del pueblo. "Insisto en el derecho de los ciudadanos a protestar contra los resultados electorales... Y critico con firmeza el cierre del diario Kalameh-ye Sabz y la detención de sus trabajadores", ha dicho en un comunicado en su página web Musaví, quien fue director del periódico Kalameh-ye Sabz.

Musaví ha asegurado que es el Gobierno el máximo responsable del derramamiento de sangre. Según las cifras oficiales, hasta el momento han muerto al menos 18 personas y alrededor de un centenar han resultado heridas durante las protestas.

La represión de las manifestaciones y la gran presencia policial y de milicianos basiyís pro régimen en las calles de las grandes ciudades ha causado una sustancial reducción en el número de manifestantes. Debido a esta represión el otro candidato reformista Mehdi Karrubí había suspendido a primera hora de hoy una jornada de duelo en recuerdo de las víctimas. "Es una situación injusta, porque no se deben prohibir las ceremonias religiosas en mezquitas. Pero el Ministerio [de Interior] nos ha advertido de que es ilegal y de que se empleará la fuerza", ha explicado la fuente, que ha preferido no identificarse.

"El Gobierno puede caer"

Por su parte, el gran ayatolá Hosein Alí Montazerí, una de las figuras religiosas del chiísmo más respetadas, denostado por el régimen que le mantiene en arresto domiciliario, ha advertido que si se mantiene la represión de las manifestaciones pacíficas en Irán podría caer el Gobierno. "Si el pueblo de Irán no puede reivindicar sus derechos legítimos en manifestaciones pacíficas y se mantiene la represión, la frustración creciente podría eventualmente destruir las fundaciones del Gobierno y provocar de este modo su caída", ha asegurado Montazerí en un comunicado.

El gran ayatolá apela también a sus compatriotas que discuten la legitimidad de la victoria del presidente Ahmadineyad a proseguir con su movimiento. Montazerí, enfrentado con el guía supremo desde hace años porque considera que el clero no debe estar en política, fue de las primeras figuras en criticar duramente el escrutinio oficial de las elecciones del 12 de junio. "Se ha desperdiciado una excelente ocasión" para democratizar el sistema.

División en la cúpula iraní

Lo cierto es que el resultado electoral ha puesto de manifiesto la disensión en el seno de la cúpula iraní (una prueba: 105 de los 290 parlamentarios iraníes declinaron acudir el miércoles a la fiesta con la que Ahmadinejad celebró su discutida victoria) y en particular la lucha entre el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, que respalda a Ahmadineyad, y el ex presidente Ali Akbar Hashemi Rafsanayaní, que apoya al principal candidato derrotado, Mir Hosein Musaví.

"Los parlamentarios le pidieron al ayatolá Rafsanayaní que ayude a resolver los problemas y les dio su apoyo. Esperamos ahora las medidas prácticas para que esta situación concluya de una vez", ha dicho el presidente de la Comisión de Seguridad nacional de la Cámara, Ala Edin Boroujerdi.

"Durante la reunión, la comisión también le expuso a Musaví lo que esperan de él y [el ex primer ministro] expresó su interés en solucionar la cuestión", agregó Boroujerdi, a quien cita la agencia local de noticias Fars. Musaví asistió el pasado viernes al sermón que, de forma inusual, pronunció Jamenei para lanzar un duro mensaje a la oposición.

A la ceremonia no asistió Rafsanayaní, considerado uno de los hombres más poderosos del país. El ex presidente, que fue uno de los motores de la revolución de 1979, dirige dos de los órganos de poder de Irán, la Asamblea de Expertos -que elige e incluso puede deponer al líder supremo- y el Consejo de Determinación o Discernimiento, que media en las disputas entre el Parlamento y el poderoso Consejo de Guardianes.

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