26 de noviembre de 2007

El dilema de votar o no votar



Verdad y Libertad ofrece dos perspectiva que analizan las conveniencias de votar y los argumentos de abstenerse a ejercer el derecho al voto, y las ventajaes y desventajas de cada una de estas opciones para derrotar la reforma constitucional propuesta por el presidente Chávez. Es la contribución de V&L al debate por una democracia de primera en Venezuela. Que el lector se forme su juicio y decida.


NO VOTAR:

Una estrategia suicida y desmovilizadora


Editorial de Tal Cual

La primera y última razón que se esgrime para llamar a no votar es la desconfianza en el CNE. El argumento es simple: hagamos lo que hagamos, siempre nos van a hacer trampa. Pocas cosas han sido más suicidas y desmovilizadoras que esta afirmación, sostenida con la fuerza de un dogma. Tiene, desde luego, un punto de apoyo en la realidad: el CNE está completamente controlado por el gobierno. Eso es absolutamente cierto y existen razones objetivas para desconfiar de ese organismo. Pero, aun así, ¿puede el CNE voltear completamente un determinado resultado electoral? ¿Qué dice la experiencia? Dice que en mesa donde no había testigos de la oposición, los miembros del oficialismo hacían lo que les daba la gana, pero también dice que en mesa donde los había las irregularidades fueron mínimas. De hecho, la auditoría de las cajas mostró absoluta coincidencia con los resultados arrojados por las máquinas.

Moraleja: hay que tener testigos en todas las mesas o te hacen trampa. Irregularidades hubo pero los resultados globales correspondieron siempre a lo que las encuestas previas registraban y a lo que demostró la auditoría de las cajas.

En el RR la oposición ganó en Caracas, también en Maracaibo y en Valencia, las tres ciudades más importantes del país. Si el CNE puede cambiar cualquier resultado, ¿por qué no volteó estos, dado el interés que podría haber tenido el gobierno en ganar en las tres primeras ciudades del país, en especial en Caracas? ¿Por qué no trampeó los resultados allí? Tarek ganó la Gobernación de Anzoátegui, pero la oposición conquistó 12 de las 21 alcaldías. ¿Cómo fue posible trampa tan sofisticada? En San Cristóbal ganó el SÍ y también ganó la alcaldía. En Mérida ganó el SÍ, pero la oposición perdió la alcaldía. ¿Trampa? En San Cristóbal hubo un candidato único de la oposición en tanto que en Mérida hubo tres. ¿Quién se hizo la "trampa"? Si sólo en Chacao la gente hubiera votado como lo hizo en el RR, Enrique Mendoza habría ganado de calle, pero la enorme abstención le dio la victoria a Diosdado Cabello. El "Pollito" Salas Feo perdió por 2 mil votos. Admitamos que esa mínima diferencia pudo haber sido producto de irregularidades, pero la verdad es que si el Norte de Valencia hubiera votado como lo hizo en el RR, el "Pollito" habría ganado holgadamente. Carlos Ocariz en la Alcaldía de Sucre es otro ejemplo.

Perdió por mínima diferencia. Lo hizo perder la abstención en las urbanizaciones. Se retruca diciendo que, de todos modos, les habrían hecho trampa. Habría que explicar, entonces, cómo fue que pudo ganar Manuel Rosales, en el estado más grande e importante del país, el que más le interesaba al gobierno. ¿Por qué aquí no hubo trampa? El gobierno ganó 22 de las 24 gobernaciones y casi 300 de las 335 alcaldías, así como todos los concejos municipales, lo mismo que la Asamblea Nacional completa. La trampa estuvo en la masiva abstención de la oposición. Nada demuestra más elocuentemente la esterilidad de la política abstencionista que estos resultados catastróficos. Abstención que no presente una alternativa al mero hecho de no votar es apenas un gesto. Un gesto políticamente ineficiente. A menos que se crea que la oposición es más efectiva sin gobernadores, sin alcaldes, sin concejales y sin parlamentarios. Todo esto lo señalamos no para darle un aval al CNE, que no lo merece, ni para negar la comisión de irregularidades, que las hubo, sino para indicar que un fraude masivo, que produzca un resultado diametralmente opuesto al que habría sido el verdadero, es imposible, siempre que la oposición esté presente en las mesas electorales. Esta es la verdadera lección de los procesos electorales habidos.


VOTAR:

Un camino hacia lo absurdo

Orlando Ochoa


La legitimidad es un concepto abstracto que no se fundamenta en normas positivas ni está determinado por el número de participantes o abstencionistas ni tampoco, como afirma Peter Stillman (The Concept of Legitimacy), con una "opinión popular".

Es muy probable que el extraño y contradictorio predicamento en el cual se ha colocado la dividida oposición venezolana para enfrentar el proyecto de reforma constitucional tenga que ver con la naturaleza ambigua de un gobierno que no ha terminado de consolidarse como una dictadura ni tampoco ha terminado de despojarse de todas las formalidades democráticas. O se trata simplemente que transitamos, colectivamente, el camino del absurdo. Vivimos, como decía Kafka, una red caótica, arbitraria y fortuita de indefinición y contingencia.

Algunos de los que propiciaron la abstención con el propósito de deslegitimar las elecciones parlamentarias, sacrificando la representación, ahora proponen votar.

Los que se alarmaron por la abstención porque se renunciaba a un reducido espacio parlamentario aún persisten en llamar a votar a pesar de que "en este referéndum no están en juego cargos y abstenerse no tendría la negativa consecuencia de entregar gratuitamente posiciones...".

¿Votar o Botar?

Pero esta marcha colectiva hacia lo absurdo ha tomado nuevos bríos. La Conferencia Episcopal de Venezuela califica la propuesta constitucional como "moralmente inaceptable". Los decanos de las facultades de derecho la juzgan "jurídicamente inaceptable".


El magistrado de la Sala Constitucional, Jesús Eduardo Cabrera, advierte que la reforma "sólo puede llevarse a cabo por una Asamblea Nacional Constituyente". Ismael García abunda en argumentos para señalar la reforma como un fraude constitucional.

Manuel Rosales declara que "no confía en la imparcialidad de un CNE incapaz de garantizar el equilibrio". El coordinador nacional del MAS, José Antonio España, exclama: "claro que tenemos dudas sobre los poderes públicos, claro que tenemos aprehensiones sobre el ventajismo exagerado y exacerbado" (...) "no habrá equilibrio... ".


Máximo Sánchez, representante electoral de Primero Justicia celebró la promesa del CNE de no conectar las captahuellas, de este modo, asegura aclara Sánchez con candor- "no hay posibilidad de hacer una proyección del flujo de votantes y establecer tendencias en la votación" ¿cómo impedir que se conecten?


De las elecciones presidenciales de diciembre, Vicente Bello de UNT comentó que "nunca en ningún proceso electoral los militares habían atropellado a tanta gente". "El ventajismo fue peor que un fraude".


¿Ganamos y cobramos?

Doce ONGs del Foro por la Vida advirtieron que "la reforma es inaceptable en una sociedad democrática...". En el mismo predicamento se encuentra la CTV y el movimiento de estudiantes democráticos que, a pesar de ser la colectividad más motivada para la participación electoral, en la UCV acaban de sentir la bestia de la abstención respirarles en la nuca.


Las decenas de impugnaciones a la reforma ante el TSJ y su rechazo han sido administradas y coordinadas por el magistrado, ex presidente del CNE, Francisco Carrasquero. Quien hace las veces de Carrasquero en el poder ejecutivo es Jorge Rodríguez, ex presidente del CNE. Tibisay Lucena, oficiante del CNE, fue una amanuense de ambos.


El pasado miércoles Gerardo Blyde nos "revela" que el "CNE está parcializado". En esta marcha hacia lo absurdo, hombres y mujeres bien intencionados proponen enfrentar esta hidra de siete cabezas sufragando en cajas negras. Lo irónico es que la culpa de este fracaso anunciado no será el siniestro CNE sino la abstención de oposicionistas que desconfían del sistema electoral.


Izquierda cívico-militar

En este ambiente de incertidumbre y división, las voces de Teodoro Petkoff y Raúl Baduel, parecen coincidir en una alianza cívico-militar, sin embargo, debajo de la línea de flotación hay grietas.


Por una extraña razón, en el mundo opositor de Teodoro, el CNE es una disonancia, un ente etéreo que si se corporiza podría entrar en contradicción con su eslogan "lo que sale es votar" en unas elecciones presididas por un régimen de "naturaleza autocrática, autoritaria y militarista". "Venezuela" ha dicho Teodoro, es una "autocracia en el sentido de que no hay separación de poderes y todos los reúne el Presidente".


¿Incluye al Poder Electoral? Silencio.


Como a muchos, a Teodoro lo exaltó el llamado de Baduel a votar pero se hace el desentendido con el mensaje cifrado del general. Si para Baduel la materialización de la reforma constituye un "golpe de estado", como lo ratificó esta semana desde Brasil, un SI a favor de Chávez, como anticipa Teodoro ¿sería ilegítimo?


Aquí se separan Teodoro y Baduel. Para Teodoro el referendo es sólo una "estación, un camino que sigue más allá y para el cual se debe acumular más fuerzas". "Lo cierto" -nos asegura- "es que la correlación de fuerzas es todavía desventajosa para el campo opositor". Traducción: El SI gana y debemos esperar el bus para la siguiente "estación" en 2013.


Para entonces, el presidente Chávez habría cumplido siete años más y según las premoniciones del mismo Teodoro con "poderes excepcionales de emperador". Nada de que preocuparse, la oposición entonces habrá acumulado "más fuerzas" para derrotarlo. El optimista amigo asegura que abstenernos es "abortar las posibilidades crecientes de un triunfo en el futuro", léase 2013 o en la siguiente "estación",2021.

¿La oposición en un laberinto o la marcha hacia lo absurdo?

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