28 de enero de 2008

Vigencia del 23


(Editorial de Veneconomía, especial para V&L)

Hace 50 años, un 23 de enero, Venezuela se liberó del dictador de turno, el General Marcos Pérez Jiménez, gracias a una gesta progresiva impulsada por militares, estudiantes, gremios, partidos políticos (que actuaban desde la clandestinidad) y empresarios. Ese día comenzó a construirse en el país una vigorosa democracia que se sustentó en el llamado Pacto de Punto Fijo. Este Pacto fue firmado el 21 de noviembre de ese 1958 por Acción Democrática, el Partido Socialcristiano Copei, y URD, las tres organizaciones políticas del momento, con el propósito de fijar una agenda común para forjar un sistema de libertades democráticas sólido, y alejar al país de las ambiciones dictatoriales que todavía estaban en el ambiente. Pocos años después, esa unidad de criterios sobre el rumbo democrático que debía seguir Venezuela, también sirvió para enfrentar los ataques de la extrema izquierda, liderada desde la Isla de Cuba, que ya comandaba Fidel Castro.La democracia en Venezuela y el apego a los principios de libertad de sus ciudadanos fue ejemplo para toda América Latina y, en especial, para los pueblos del cono sur víctimas de las más férreas dictaduras militares de la época. Viendo en retrospectiva, el saldo de ese período democrático fue positivo, sobre todo por la creación de una base institucional con separación de poderes públicos y por los importantes avances en las áreas de salud, educación, vivienda, industrial, de infraestructura y tecnología. Lamentablemente, varias fallas políticas hicieron mella en su solidez, entre ellas las dos más importantes: 1) La reelección presidencial con 10 años de por medio, que alimentó las ambiciones de poder de quienes habían ejercido la Primera Magistratura, los cuales insistían en mantenerse en las jefaturas de sus partidos políticos. Con esto se castró a varias generaciones de líderes de relevo, además de que se fomentó el clientelismo político y con ello, la generalización de la corrupción. Y 2) la no representatividad directa para las elecciones de mandatos regionales, municipales y legislativos, que alejaba a los dirigentes de sus representados. Aunque en la década de los 80, con la Comisión Presidencial Para la Reforma del Estado (COPRE) a la cabeza, se trató de subsanar este error descentralizando a gobernaciones y alcaldías, el mal estaba hecho. Para ese entonces, ya se habían abierto las rendijas por donde se coló un nuevo aprendiz de dictador, el hoy Presidente de la República.Sin embargo, los valores democráticos, la tradición de libertad y de propiedad de los venezolanos hijos y nietos de esa gesta del 23 de enero del 58 están en plena vigencia. Hugo Chávez no ha podido destruirlos para imponer a los venezolanos su proyecto comunista a semejanza del dictador de Cuba, por más que lo ha intentado en estos más de ocho años de autocracia.Hoy, después del 2 de diciembre, la mayoría de los venezolanos está relanzando la Democracia y reviviendo el espíritu del 23, con el Movimiento estudiantil a la cabeza. La esperanza es que la lección haya sido aprendida.

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