20 de julio de 2007

Cisneros pidió cese de acoso a la prensa

En lo que constituye las primeras luces oficiales sobre una misteriosa reunión entre el magnate de medios venezolano Gustavo Cisneros y el presidente Hugo Chávez, documentos y entrevistas obtenidas por El Nuevo Herald mostraron que el empresario pidió al mandatario venezolano bajar el tono de la retórica contra los medios, mientras Chávez ''manifestó su esperanza'' de que el canal de Cisneros y otros medios privados ''mostraran mayor balance'' en la cobertura informativa.

Cisneros pidió también que se detuviera el acoso oficial en contra de propietarios de medios, sus periodistas, además de su familia y sus empresas, luego de sufrir varios allanamientos y una petición parlamentaria para suprimirle su nacionalidad venezolana, durante la ya famosa reunión mediada por el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, en junio del 2004, y que tuvo lugar en Fuerte Tiuna, revelaron documentos inéditos.

De acuerdo a un dossier de papeles confidenciales y testimonios de fuentes familiarizadas con el encuentro, a los que tuvo acceso El Nuevo Herald en exclusiva, la estrategia del Grupo Cisneros se orientó a asegurar un clima ''pacífico'' para la celebración del referéndum recovatorio convocado para dos meses después de la reunión, en agosto del 2004, centrándose particularmente en no ''personalizar'' los ataques contra el presidente Chávez, luego de que un complejo estudio psicológico del mandatario venezolano revelara que el ex militar rechazaba los ataques personales.

Aunque Chávez y Cisneros han sostenido que no se hizo ningún pacto, en la práctica la estación de televisión bajó su tono crítico y el mandatario venezolano abandonó sus ataques abiertos contra el empresario.

Cisneros mostró su disposición además a respetar la legitimidad democrática del liderazgo de Chávez, y a poner su maquinaria empresarial ''para trabajar en el establecimiento de un clima conducente a un diálogo nacional'', bajo la condición de que el presidente y su gobierno tomaran ''medidas para edificar la confianza'' en el país.

En uno de los documentos, suscrito con su propio nombre, el empresario de medios negó enfáticamente que se hubiese firmado algún pacto Cisneros-Chávez bajo los auspicios del ex presidente Carter, y aclaró que la discusión se centró en la necesidad de impulsar el diálogo entre los propietarios de medios y el gobierno, utilizando los oficios de un experto negociador de la Universidad de Harvard, pocas semanas antes de que se produjera el referendo revocatorio, el 15 de agosto de 2004.

La versión de Cisneros fue confirmada por la asistente del ex presidente Carter en Atlanta, Jennifer McCoy, en un correo electrónico enviado a El Nuevo Herald.

''Uno de los resultados de la reunión del 18 de junio de 2004 fue el compromiso tanto del presidente Chávez como del señor Cisneros, de nombrar delegados para participar en la siguiente sesión mediadora pautada para fines de junio con (el experto negociador) William Ury'', escribió McCoy, respondiendo a un cuestionario que le fue enviado.

La directora del programa de las Américas del Centro Carter, explicó que el acuerdo implicaba que los medios privados de comunicación permitieran un acceso justo a la cobertura sobre el referendum revocatorio de agosto de 2004.

El Nuevo Herald envió un cuestionario sobre la materia al gobierno venezolano, a través de la embajada de Venezuela en Washington, pero no obtuvo una respuesta a tiempo. Pero el propio presidente Chávez ha repetido en diversas ocasiones que no firmó un pacto con Cisneros, y que no se comprometió a cumplir las demandas del empresario.

En un discurso transmitido en el programa ''Aló, Presidente'' al día siguiente del encuentro con Carter y Cisneros, el jefe de Estado venezolano declaró que ``no hubo pacto de honor con nadie, mi único pacto de honor es con el pueblo".

La reunión fue convocada por el ex presidente Carter, tres semanas después que concluyera el proceso de recolección y verificación de firmas para la realización del referendum revocatorio contra Chávez en agosto de 2004, que entonces llegaba a la mitad de su mandato. Había además otro motivo menos conocido: durante los meses anteriores, la familia Cisneros y las propiedades del Grupo empresarial había atravesado por ``un período de acoso particularmente malo", escribió Jennifer McCoy.

En su escrito, Cisneros detalló que después de los sucesos de abril del 2002, ``se inició una campaña sistemática de parte del Presidente de la República contra mi persona, mis bienes y las empresas que presido".

Las presiones oficiales llegaron a tal nivel que ``no tuve otra alternativa que demandar al presidente Chávez por difamación e injuria". La demanda fue presentada en el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela el 21 de enero de 2003.

Posteriormente, el 5 de mayo de 2004 Cisneros, dijo que se produjeron dos operaciones de allanamiento 'a nuestra finca familiar 'Carabobo', en el estado Miranda, y en mi campamento de pesca en el Río Orinoco", con ``gran despliegue de armamento".

Una semana más tarde, la diputada oficialista Iris Varela presentó un proyecto de ley en la Asamblea Nacional para despojar a Cisneros de la nacionalidad venezolana.

En el escrito de Cisneros dijo que aprovechó la invitación de Carter a reunirse con Chávez, utilizando la ayuda del negociador William Ury, siguiendo el consejo de el ex presidente de que el encuentro `` me permitiría clarificar cualquier malentendido y aclarar las falsas acusaciones, si ese era el caso".

Cuando Cisneros y Carter arribaron al aeropuerto de Maiquetía, en Caracas, se produjo un momento de tension entre la Casa Militar de Chávez y los invitados que llegaban desde los Estados Unidos, con escolta del servicio secreto norteamericano.

La reunión se realizó en la residencia del entonces ministro de la Defensa, Jorge García Carneiro, que no estuvo presente, entre mediodía y las 4 de la tarde del Viernes 18 de junio de 2004. El presidente Carter tuvo una sesión privada de 45 minutos donde hablaron de sus orígenes militares y de baseball.

A las 12 y 50 minutos, ingresó a la sala de reuniones el empresario Cisneros, para iniciar una conversación con el presidente Chávez, moderada por el ex mandatario estadounidense.

Los temas de Cisneros se centraron en una agenda preparada previamente con ayuda del mediador William Ury, en la que destacaban la necesidad de lograr un clima de paz para el referendum revocatorio, inicair una mediación patrocinada por Carter entre gobierno y medios privados, 6 garantizar un clima de ``desarrollo económico y progreso social", según sugirió Cisneros a Chávez.

En el intercambio, el empresario de medios mencionó a Chávez el clima de agresión y violencia que afectaba la libertad de expresión, y sostuvo que la situación ``exigía la implementación de una serie de pasos, entre ellos el cese de las agresiones verbales contra periodistas y dueño de medios, el acceso equitativo a divisas para las empresas de medios, la reducción de las cadenas presidenciales, y el respeto absolute de la libertad de expresión.

En respuesta, según la versión de Cisneros, el presidente Chávez ``manifesto su esperanza de que Venevisión y los otros medios privados, pudiesen mostrar mayor balance si el mismo bajaba el nivel de retórica".

''Los acontecimientos posteriores demostraron que la ventana de oportunidades que veíamos abrir, posteriormente se cerró'', escribió el magnate.

Dando a conocer parte de su versión sobre el encuentro, el presidente Chávez dijo en una reciente entrevista que recibió a Cisneros por petición del presidente Carter, y que el empresario mostró su reconocimiento a Chávez como jefe de Estado. ``Eso fue lo que vino Cisneros a decirme".

El mandatario venezolano también dijo en la entrevista que ``Cisneros entendió que él puede coexistir, o sea, su empresa, él y su familia con este proyecto, siempre y cuando respite la Constitución, las leyes y reconozca las autoridades", una exigencia que ``creo que lo ha venido haciendo''.

La semana pasada, el magnate de medios salió a la luz publica por primera vez en tres años, para explicar su decisión de mantener su canal de televisión al margen de la política, y ofrecer una programación de ``equilibrio", con espacios abiertos a todas las tendencias políticas por igual.

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