23 de julio de 2007



Una nación uniformada



Tulio Hernández


Desde febrero de 1992, cuando la logia de tenientes coroneles conjurados en Güere intentó el día 4 imponer un gobierno por vía de las armas, hasta el presente, cuando los militares saludan inconstitucionalmente y sin pudor alguno gritando ¡Patria, socialismo o muerte!, la nación venezolana ha ido vendiendo en cómodas cuotas su alma al demonio del militarismo.

El esfuerzo que desde 1958 habían hecho las diversas fuerzas políticas democráticas actuantes en el país para devolver a las Fuerzas Armadas a su lugar de institución subordinada a los gobiernos civiles, comenzó a perderse desde ese día de febrero cuando las tanquetas y las metrallas que atacaron La Carlota y Miraflores resquebrajaron el muro de contención que había impedido por años el regreso de los uniformados al ejercicio directo del poder político, esa tara que nos acompaña prácticamente desde nuestra constitución en república independiente.

Es verdad que el golpe de 1992 fracasó y que Chávez y el proyecto bolivariano llegaron al poder seis años después por vía electoral. Pero también lo es que el origen golpista y militar del proceso nunca fue cuestionado, sometido a revisión, mirado como un posible error juvenil o un acto de impaciencia que luego sería corregido y "lavado" con la incursión en la vía democrática. Todo lo contrario, la intentona de 1992 ha sido convertida en una fiesta patria, en un acto heroico y auténtico punto de quiebre y nacimiento del proceso revolucionario.

Y la caracterización del proyecto político como cívico-militar ha naturalizado al máximo la aberración militarista, una aberración por demás oficiada con el acuerdo pleno, al menos en apariencia, de numerosos dirigentes civiles que guardan una relación de incondicionalidad con el proyecto a pesar de venir una tradición intachablemente civilista.

Ahora la lesión ya está hecha.

El militarismo se expresa no solamente en el hecho de que es una camarilla de militares retirados y activos –no el Consejo de Ministros, el partido único o la Asamblea Nacional– la que en última instancia toma las grandes decisiones del país.

Tampoco de manera exclusiva en el número de gobernadores, ocho en total, provenientes de las filas militares, o en el hecho de que con la excepción de Luis Miquilena, todos los ministros de Relaciones Interiores han sido militares retirados, como militares han sido también –ya como titulares ya como contralores– quienes gobiernan los ministerios de importancia estratégica.

Donde se percibe de manera más nítida, y a la vez patética, hegemonía castrense es en la aplicación a la vida civil de la lógica y los principios jerárquicos, fiel obediencia, uniformización y no debate propios de la vida militar; en el sueño confeso del Presidente de lograr que todos los venezolanos "tengan un fusil y suficientes municiones para defender la patria"; en el esfuerzo por dar entrenamiento militar a civiles y en crear una fuerza de reserva paralela al ejército profesional; en el hábito ya instaurado de uniformar de rojo a los seguidores no sólo en los actos de masas, también en las oficinas de los ministerios, y en la tendencia a hacerlos marchar, aplaudir y gritar consignas de obediencia propias de las tropas militares; en la desbocada retórica guerrerista que justifica una carrera armamentista resumida en el hecho de que por cada bolívar que el gobierno gasta en seguridad pública se inviertan ochenta en la compra de armas de guerra; en la utilización de metáforas del tipo "rodilla en tierra", "lanceros", y la conversión de las campañas electorales en "batallas" y la organización de la maquinaria electoral en "escuadrones", "tropas", y "patrullas" que convierten la política en una fórmula de guerra.

Una parte del país resiste. Es verdad. Pero el aparato y la lógica militarista crecen día a día.

Es necesario hacerlos evidente.

Mostrarlos. Denunciarlos con persistencia democrática. No permitir que se naturalice como un hecho cumplido pues la politización de la Fuerza Armada niega la posibilidad de pluralismo, convivencia pacífica y respeto a la disidencia.

Es lo que nos queda claro luego de presenciar el documental ¿Venezuela se uniforma?, que este fin de semana ha puesto a circular la organización Ciudadanía Activa y que junto a La lista. Un pueblo bajo sospecha -sobre el apartheid político liderado por diputado Tascón- y "El único soy Yo" –sobre el culto a la personalidad de Hugo Chávezconforman un valioso alegato audiovisual contra el proyecto político bolivariano que, junto al fujimorismo, inauguran la forma mutante del autoritarismo en el siglo XXI.

Chávez llama a desconocer cúpula de la Iglesia Católica
El presidente afirmó que los obispos "andan perdidos" cuando acusan al gobierno de ir hacia un sistema marxista-leninista e indicó que la teología de liberación es el camino del "Cristo liberador".

El presidente de la República, Hugo Chávez, llamó este domingo a desconocer a la cúpula de la Iglesia católica en el país y pidió a sus seguidores plegarse a la teología de la liberación.

"Ante los ataques de los obispos, invito a todos a tomar el camino de la teología de la liberación", dijo en su programa "Aló presidente".

Chávez afirmó que los obispos católicos "andan perdidos" cuando acusan a su gobierno de marchar hacia un sistema marxista-leninista. Indicó que la teología de liberación es el camino del "Cristo liberador".

"Llamo a tomar el camino de la teología de la liberación y (a que) nos apartemos del camino de estos obispos que andan ya perdidos, que se perdieron, se perdió esa cosecha, esos obispos que defienden a las clases poderosas, esos que forman parte de la misma corriente de la extrema derecha que defendió la dictadora de (Augusto) Pinochet, por ejemplo, o en Argentina, de no sé cuántos tiranos que mataron gente, que torturaron y ellos decían 'amen'", señaló.

Afirmó que los obispos que critican a su gobierno "están por el camino equivocado" y perdieron el "camino del Señor".

"Llamo a los verdaderos cristianos, a todos los verdaderos católicos. La Iglesia Católica no son los obispos, somos todos los que creemos de verdad en Cristo, es la Iglesia de Cristo, es la Iglesia liberadora. Allá ellos, nosotros estamos por el camino de la teología de la liberación, que es el camino de la revolución con Cristo", aseveró.

En su reciente asamblea, los obispos de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) expresaron dudas por el talante democrático de la reforma constitucional que impulsa Chávez y advirtieron que su intención es instaurar un sistema basado en la teoría y la praxis del marxismo-leninismo.


Chávez: Si estamos ideologizando

Chávez , aseguró que su Gobierno no debe sentirse cohibido cuando se le pregunta sobre la ideologización de la sociedad y la Fuerza Armada Nacional, porque efectivamente se está llevando a cabo. "Que nos acusen de que estamos ideologizando, nadie se sienta cohibido, claro que estamos luchando contra la ideología perversa del capitalismo, del imperialismo, con la ideología socialista y liberadora del bolivarianismo", aseguró.

Bajo un concepto ecológico y valorando el aspecto social por encima del capitalismo, las ciudades socialistas que nacerán en Venezuela “serán territorios liberados para la familia”, dijo el presidente de la República, Hugo Chávez Frías, durante su programa Aló, Presidente, número 287.

“Las nuevas ciudades socialistas son para la gente y no para el servicio del capitalismo”, resaltó el Mandatario desde el Camino de Los Indios.

La "cajita feliz" de Chávez

Una denuncia señala que el mandatario ordenó repartir alimentos identificados con propaganda de su Gobierno. Los "particulares paquetes" los distribuye en colegios y comedores cadenciados

El coordinador municipal Andrés Bello presentó la denuncia

El coordinador del municipio Libertador del partido Primero Justicia (PJ), Andrés Bello, denunció ante la Justicia venezolana la distribución en colegios públicos de las llamadas "cajitas felices bolivarianas", las que contienen alimentos identificados con propaganda alusiva al gobierno del presidente Hugo Chávez Frías.
A su llegada al edificio del Ministerio Público, el dirigente político mostró a los periodistas botellas de gaseosas con el eslogan "Yo estoy con Chávez" y paquetes de galletitas dulces cuyas presentaciones tienen las imágenes del gobernador del estado de Falcón y del Presidente venezolano.

Bello señaló que el escudo de la Alcaldía Mayor se puede observar en las etiquetas de algunos productos y otro eslogan refiere "Con Chávez un solo gobierno".

Indicó que cientos de personas de su municipio tuvieron acceso a dichas "cajitas felices bolivarianas" debido a que fueron repartidas en un colegio católico, así como también, en otras unidades educativas del interior del país como comedores comunitarios.

El vocero de PJ aseveró que una vez que concluya la investigación realizada por la Fiscalía se debería prohibir inmediatamente la distribución de las cajas en los colegios.

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