21 de octubre de 2008

Venezuela: el fin de la alegría petrolera


César G. Calero
V&L


"Se está hundiendo el mundo unipolar, se está hundiendo el sistema financiero neoliberal, se hundió el consenso de Washington." Hugo Chávez estaba exultante en la cumbre de Manaos celebrada hace unas semanas. Las "entrañas del monstruo" ?esa expresión de José Martí que tanto le gusta al presidente venezolano? ardían con su propio fuego amigo. Y Chávez, látigo de Washington en América latina, aprovechaba la crisis financiera para hacer leña del árbol caído: "El capitalismo se estremece", sentenció.
Pero el árbol caído de Wall Street ha ido lanzando sus ramas tronchadas por medio mundo. Y la crisis financiera ha repercutido en la economía real, provocando una contracción de la demanda. El petróleo, la materia prima de la que tanto depende la economía venezolana, no es una excepción. El 94 por ciento de los ingresos por exportaciones que recibe Venezuela proviene del petróleo y sus derivados. La canasta de crudos que vende el país sudamericano se cotizaba en julio por encima de los 125 dólares por barril. La semana pasada, rondaba los 60 dólares. Una reducción del 50 por ciento que hará, si no estremecer, sí al menos zarandear las cuentas públicas del quinto país exportador de petróleo del mundo.
La semana pasada, el Congreso de Venezuela diseñaba el presupuesto de 2009 ?calificado de "austero"? sobre la base de un hipotético precio del crudo de 60 dólares por barril. Enfrascado ya en la campaña para las elecciones legislativas de noviembre, Chávez insiste estos días en que la crisis no tendrá un gran impacto en el país, al estar "desenganchado" de los centros financieros internacionales y contar con un colchón de 70.000 millones de dólares en reservas y otros fondos. "Muchos desean que el petróleo siga bajando para vernos caer, pero Venezuela no se va a hundir, tenemos un sistema consolidado", declaró el líder bolivariano.
Sin embargo, algunos expertos coinciden en que Venezuela sentirá la crisis si la cotización del petróleo no repunta. El país importa gran cantidad de alimentos y materias primas, y cuando la renta petrolera disminuya, como prevén los expertos, la balanza de pagos se descompensará. No habría hundimiento gracias a que el país flota en el oro negro, pero sí mucha menos alegría recaudatoria.
Pero más perjudicial que la caída de los precios podría resultar para su economía la más que probable decisión de Washington ?sea quien sea el próximo inquilino de la Casa Blanca? de reducir la dependencia energética de Venezuela, que hoy envía 1,3 millones de barriles diarios a Estados Unidos. En previsión, Chávez ya ha tanteado mercados alternativos, como el de China y el de la India, economías emergentes pero con la desventaja de estar demasiado lejos del Caribe.
Aunque trate de relativizar los efectos de la crisis, la preocupación de Chávez se revela en sus propios mensajes de reducción de los "megasueldos" de los directivos y de guerra sin cuartel al "derroche" administrativo. La llamada "boliburguesía" ?los nuevos ricos surgidos al amparo del chavismo? está ya en la mira del presidente.
Algunos países dependientes de la caja registradora de Caracas podrían importar su crisis a corto plazo. Es el caso de Cuba, que recibe 95.000 barriles de petróleo diarios (la mitad de su consumo interno) a cambio de servicios médicos. Por el momento, Chávez ha descartado reducir los proyectos de cooperación que mantiene con una veintena de países de América latina, entre ellos la Argentina. Pero su continuidad en las condiciones actuales dependerá de la dimensión de la crisis.
Por paradójico que pueda parecer, al capitalismo de Estado que practica Chávez lo seguiría beneficiando que el capitalismo neoliberal del "imperio" no se vuelva a estremecer.

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