Carlos Pérez
(V&L)
La imagen del presidente Hugo Chávez, que por un tiempo fascinó a amplios sectores europeos y norteamericanos, alcanzó la semana pasada su nivel más bajo desde que se entronizó en el poder en 1999.
Este fin de semana el mandatario recibió fuertes críticas por su aparente falta de interés en combatir el tráfico de drogas que circulan a través de Venezuela, por parte de dos altos funcionarios norteamericanos.
Al mismo tiempo, reportes de la prensa de Miami acusaron a Venezuela de suministrar grandes cantidades de municiones a la guerrilla colombiana, un acto que podría ser considerado de guerra si se confirman los reportes de inteligencia military.
Las peligrosas críticas se unieron al rechazado pedido de otorgar un estatus de beligerancia política a los grupos colombianos de la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una medida duramente cuestionada por Colombia, Estados Unidos e importantes aliados de Chávez como Rafael Correa de Ecuador y el gobierno de Cristina Kirchner en Argentina.
En Europa, la propuesta chavista suscitó un rechazo general, reforzado por la campaña internacional que actualmente desarrolla el presidente colombiano Alvaro Uribe en el viejo continente.
El fin de semana, aprovechando un viaje a Bogotá, el zar antidrogas de Estados Unidos, John Walters, dijo por primera vez abiertamente que el presidente Chávez debía ser señalado como responsable directo de la falta de lucha contra el narcotráfico en Venezuela, por donde circulan anualmente unas 300 toneladas de cocaína rumbo a Europa y Estados Unidos.
Según expertos, las advertencias pueden generar consecuencias serias y podría dar base al inicio de sustanciación de un expediente criminal en contra del mandatario venezolano, similar a lo que ocurrió con el ex hombre fuerte de Panamá, Manuel Noriega, actualmente detenido en una cárcel de Miami, esperando su deportación a Francia para continuar purgando pena por narcotráfico.
(V&L)
La imagen del presidente Hugo Chávez, que por un tiempo fascinó a amplios sectores europeos y norteamericanos, alcanzó la semana pasada su nivel más bajo desde que se entronizó en el poder en 1999.
Este fin de semana el mandatario recibió fuertes críticas por su aparente falta de interés en combatir el tráfico de drogas que circulan a través de Venezuela, por parte de dos altos funcionarios norteamericanos.
Al mismo tiempo, reportes de la prensa de Miami acusaron a Venezuela de suministrar grandes cantidades de municiones a la guerrilla colombiana, un acto que podría ser considerado de guerra si se confirman los reportes de inteligencia military.
Las peligrosas críticas se unieron al rechazado pedido de otorgar un estatus de beligerancia política a los grupos colombianos de la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una medida duramente cuestionada por Colombia, Estados Unidos e importantes aliados de Chávez como Rafael Correa de Ecuador y el gobierno de Cristina Kirchner en Argentina.
En Europa, la propuesta chavista suscitó un rechazo general, reforzado por la campaña internacional que actualmente desarrolla el presidente colombiano Alvaro Uribe en el viejo continente.
El fin de semana, aprovechando un viaje a Bogotá, el zar antidrogas de Estados Unidos, John Walters, dijo por primera vez abiertamente que el presidente Chávez debía ser señalado como responsable directo de la falta de lucha contra el narcotráfico en Venezuela, por donde circulan anualmente unas 300 toneladas de cocaína rumbo a Europa y Estados Unidos.
Según expertos, las advertencias pueden generar consecuencias serias y podría dar base al inicio de sustanciación de un expediente criminal en contra del mandatario venezolano, similar a lo que ocurrió con el ex hombre fuerte de Panamá, Manuel Noriega, actualmente detenido en una cárcel de Miami, esperando su deportación a Francia para continuar purgando pena por narcotráfico.
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