30 de noviembre de 2009

A nadie le gusta estar de mal humor pero ayuda a estar atentos y pensar más claramente


A nadie le gusta estar de mal humor o sentirse un gruñón. Sin embargo, un equipo australiano concluyó que este estado de ánimo, aparentemente negativo, da ciertas ventajas a las personas que lo transitan. Según su investigación el mal humor hace que las personas estén más atentas y piensen más claramente, con lo cual toman mEn el artículo publicado en la prestigiosa revista Sciencie, Joe Forgas, el principal autor del estudio, explicó que esta diferencia se debe a que el cerebro cambia la estrategia que usa para procesar información de acuerdo al estado de ánimo predominante.

Para llegar a estas conclusiones, los científicos de la Universidad de Gales del Sur dividieron a los voluntarios en dos grupos y les proyectaron una serie de películas. A su vez, les pidieron que rememoraran momentos alegres o tristes de su propia historia personal. El objetivo era generar un buen o mal estado de ánimo en cada uno de ellos.

El humor y la atención

Ya con el buen o mal humor presente, se midieron sus capacidades cognitivas con diversos ejercicios y actividades. Por ejemplo, se les hizo observar un evento y luego relatarlo, para ver con cuanta eficacia lo podían hacer.

Se observó que los mejores resultados y la menor tasa de errores estuvieron del lado de los gruñones, ya que las personas de ceño fruncido piensan mejor y con más claridad. Por ese motivo, son bastante más eficientes a la hora analizar el la realidad y tomar decisiones correctas.

A su vez, no es tan fácil engañarlos ya que son menos propensos a creer lo que se les diga. También son mejores a la hora de comunicar algo, ya sea de manera escrita o en una simple conversación. Un humor moderadamente negativo promueve una comunicación más concreta, armoniosa y, por ese motivo, exitosa, aseguraron los autores.

Las personas más alegres y dicharacheros tienen la ventaja de volverse más creativas. Su buen ánimo los torna más flexibles y adaptables, así como más propensos a trabajar bien en equipo y a ayudar en la dirección del esfuerzo conjunto. Sin embargo, los gruñones se concentran más fácilmente y reflexionan mejor. Gracias a esta ventaja, pueden manejar mucho más eficientemente las situaciones complejas o difíciles.

ejores decisiones en los escenarios complicados.

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